Autoras/es: Juan del CESA
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(Fecha original del artículo: Octubre 2011)
En las Primeras Jornadas de Educación, que se desarrollaron del 25 al 27 de setiembre organizadas por la comisión de Estudiantes y el Movimiento 20 de Diciembre de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Uner, participaron como panelistas el secretario General de Agmer María Grande, Mauricio Castaldo, junto al docente y militante del Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS) Luis Meiners.
En diálogo con esta Agencia, Castaldo valoró la iniciativa “por las dificultades que hay para generar espacios y momentos de encuentro y unidad de los que luchan frente a tanta división y fragmentación del campo popular, y segundo, por la importancia estratégica de generar encuentros de los que trabajan y militan en los distintos niveles de la educación”.
En ese sentido, el docente afirmó: “tenemos mucho para darnos mutuamente, en el desarrollo de la profundización del debate, la formación y la lucha por la transformación educativa, política y social”.
En su intervención, que planteó en cuatro ejes centrales, Castaldo repasó las necesidades, luchas y reivindicaciones actuales de los trabajadores docentes, junto “a las amenazas y presiones permanentes e inaceptables que reciben, como los descuentos por ejercer el derecho de huelga, la amenaza de aumento de edad jubilatoria y baja de haberes ‘armonizados’”, entre tantas otras cosas, reafirmando la necesidad de unidad de acción de los trabajadores -y de los estudiantes como parte de la clase trabajadora- sin abandonar las identidades políticas y las estrategias de cada colectivo.
“No hay que perder de vista la contradicción principal que hoy es parar los ataques y los ajustes”, dijo el dirigente, y agregó: “si no, en serio que todos vamos a comer con seis o trece pesos y en serio que nos vamos a jubilar a los 80 años. En este sentido, reafirmó la necesidad de adherir con toda la fuerza al paro nacional y las movilizaciones convocadas por CTA para éste 10 de octubre”.
Castaldo consideró que “necesitamos más fuerza política y sindical de los trabajadores para frenar el ajuste en sus distintas formas primero, y para avanzar en transformaciones estructurales después. Con más fuerza, ningún gobernante diría una frase tan gorila, liberal e infame como la de ‘trabajan cuatro horas y se quejan’. Pero esto necesita de otro horizonte, de otra dirección política y sindical”, señaló y aseguró: “necesitamos trabajar con más tranquilidad”.
El trabajo y la lucha docente, desde 1973 hasta hoy
Como segundo eje de su intervención, el mariagrandense planteó un debate sobre el tipo de sindicalismo docente desarrollado desde 1973 y sobre el tipo de formación política desplegada en ésta etapa de la lucha, tomando como base en forma crítica una nota del filósofo Gustavo Lambruschini titulada, “Educadores, trabajadores y un resultado ambiguo”.
En esa nota, difundida en agosto del presente año, Lambruschini señaló que sus profesores, en los años sesenta, hacían del trabajado educativo “un apostolado” y el desarrollo de una “religión laica”, y que, desde la sindicalización docente potenciada con la creación de Ctera en 1973, se produjo un deterioro del trabajo docente.
Castaldo, tomando una consigna althusseriana, planteó hacer una “lectura sintomática” de ese planteo de Lambruschini, es decir, restituir las preguntas no formuladas por el autor para ir más a fondo, más allá del mismo. En primer lugar sigirió que cabía preguntarse cuánto ganaba un docente en esos años, y comentó un estudio que muestra una caída del valor del salario real docente en Entre Ríos del 400 por ciento desde esos días hasta hoy. En segundo lugar, y sin dejar de reconocer el gran trabajo de todos los docentes paranaenses y entrerrianos en el Siglo XX, planteó que podríamos discutir que tipo de filosofía política y educativa profesaban esos docentes.
Luego, expresó la necesidad de preguntarnos qué pasó políticamente en Argentina desde 1973-1975 hasta la actualidad, y cómo la represión y el ajuste afectó la tarea educativa por un lado, y como se paró la lucha sindical frente a ello.
Allí, el secretario de Agmer María Grande afirmó que “al revés de lo que plantea Lambruschini, no es el sindicalismo docente el que deterioró el trabajo docente, sino la política hegemónica, y un sindicalismo que no supo construir más fuerza para parar los ajustes, reafirmar el valor del trabajo educativo y generar una formación crítica, profunda y alternativa”.
En este sentido, Castaldo invitó a repensar el significado político, pedagógico y cultural de la noción de “consciencia de clase trabajadora docente”, porque los docentes necesitan reafirmarse en las luchas políticas y gremiales de la clase trabajadora -que son las únicas que le brindarán un futuro distinto- y porque esa consciencia necesita de más formación autónoma, soberana y crítica, para combatir la mediocridad y la liviandad del sistema.
“El trabajador que desarrolla colectivamente consciencia de clase, debe luchar todo el tiempo contra sí mismo y contra su entorno, debe luchar contra su “ser-mercancía” como dijo alguna vez el italiano Mario Tronti”, afirmó el dirigente gremial.
Freire y el transformismo político
En un tercer momento de su exposición, Castaldo señaló la necesidad de discutir las interpretaciones del discurso del pedagogo brasileño Paulo Freire -tan en boga en las universidades, en los sindicatos y en los agrupamientos denominados progresistas-, como así también releer y discutir las propias contradicciones y baches que el propio Freire haya dejado en su obra, que permitieron las interpretaciones políticas, gremiales y pedagógicas actuales, tan ambiguas.
Insistió con el método crítico dialéctico y aconsejó “hacer una lectura sintomática y crítica del pensamiento de Freire” para proyectar una política de educación popular sin oportunismos y sin transformismo. Castaldo dijo que las ideas de Freire son objeto hoy de un “transformismo político”, retomando la noción de “transformismo” de Antonio Gramsci, y explicando que a ese tipo de operaciones las realizan los bloques dominantes, coptando ideas y figuras populares para engañar y paralizar las luchas, manteniendo el sistema hegemónico.
Además señaló la necesidad de analizar trabajos críticos sobre Freire que pueden verse en internet como los de la pedagoga Vanilda Paiva: “Paulo Freire y el nacionalismo desarrollista”, o como el de Germán Solano: “Freire, entre el mito y el hito”.
“Ya es tiempo de ir con Freire, y con otros, más allá de Freire, hacia los desafíos de una educación popular liberadora sin trampas y sin dobles discursos, una tarea y una lucha situadas, que deben ser creación propia y heroica del pueblo entrerriano y de los demás pueblos”, dijo el dirigente, quién además, insistió con que “está claro, que entender la educación como acción social compensatoria al ajuste, no tiene nada de progresista ni de popular”.
“Esta política es la que ha generado el escándalo de un 50 por ciento de los estudiantes que no terminan la secundaria, y esto amerita un cambio político urgente”, agregó, aclarando que “ si no fuera por la resistencia docente, con sus virtudes y sus defectos, los números del drama serían peores”.
Pasos en la construcción de soberanía pedagógica
Para finalizar, Castaldo repasó la noción militante de soberanía pedagógica y comentó la lucha por modificar y darles nuevos contenidos y dirección al calendario escolar entrerriano. En este sentido, subrayó “el logro de Agmer María Grande junto a la vocal gremial Susana Cogno y al Foro Artiguista Entrerriano, de incorporar el 19 de junio, día del nacimiento de Artigas, como día de la Bandera de Entre Ríos, la bandera de la Liga Federal. La diagonal roja revolucionaria tiene mucho para decir en la escuela, y más allá de la escuela”, dijo el panelista, quién además, y entre risas, expresó su satisfacción ante el desarrollo de “la más exitosa campaña de alfabetización política, desde que la comenzamos en el 2008”, ya que “ahora todos se volvieron artiguistas”. “El problema -continuó- es que el proyecto artiguista planteaba la soberanía particular de los pueblos confederados y la justicia social, y eso está bastante lejos”.
Comentó también la necesidad de proyectar el 11 de junio (nacimiento de Juan L. Ortíz) como día de la Cultura Entrerriana en todas las escuelas, y el 3 de julio (sublevación popular en el Arroyo Basualdo de Feliciano contra Urquiza y contra la Guerra del Paraguay) como día Entrerriano por Nuestra América.
Luego comentó la necesidad de decir la verdad para construir soberanía pedagógica, conocimiento profundo y autoridad educativa. “Es en las escuelas públicas entrerrianas, donde podemos y debemos decir que Belgrano era unitario y se equivocó, y que eso nos costó mucho a todos, que era una figura que acertó y erró, y que la liberación la construyeron y la construirán los pueblos en lucha”, dijo Castaldo.
Además, relató anécdotas pedagógicas personales y expresó la necesidad “de valorar lo que hacemos, porque muchas veces los proyectos, reivindicaciones y sueños, de los trabajadores, de los estudiantes y del pueblo, son más lindos y más profundos que los de San Martín y Belgrano”.
Finalizada la exposición, se abrió la palabra para las preguntas y el debate, generándose un intercambio muy rico de opiniones y planteos de los estudiantes y trabajadores presentes, de la Uner, de la Uader, de Entre Ríos y Santa Fe.
Ante el pedido de “líneas de pensamiento” para forjar una formación profunda, el secretario general mariagrandense, sugirió por ejemplo, estudiar más el pensamiento dialéctico y libertario anticapitalista desde un punto de vista clasista, las ideas de una educación popular liberadora sin oportunismos ni ambigüedades, la etnografía, los estudios de la subalternidad que ayudan a enfrentar el eurocentrismo y el colonialismo en el que estamos inmersos, y nuestra historia regional profunda y la ética de la tierra.
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