Autoras/es: Sacado del Medio
La CTA falsificó una foto para eliminar a un indeseable.Hablamos con el responsable de Prensa de Yasky, y nos confiesa que no le importa que le digan "estalinista". Kirchneristas y opositores falsifican cada vez más el pasado para justificar las mentiras del presente. ¿Y la verdad? Bien, gracias.
(Fecha original del artículo: Mayo 2012)Hace algunas semanas nos encontramos con un nuevo ejemplo de cómo la falsificación de fotografías es un recurso común cuando se intenta disfrazar la realidad y cambiar el relato sobre los hechos del pasado.
Esta vez no se trató de una gran corporación mediática, ni de una de las usinas periodísticas al servicio del gobierno nacional. Esta vez la falsificación se dio en la revista de la CTA conducida por Hugo Yasky.
El la página 20 del número de abril de la revista CTA (ver pdf acá) se publica la siguiente foto acompañando el artículo “CSI agradece la intervención de Hugo Yasky”.
Pero esta no es la imagen original. En esta foto falta alguien. La escena es del 2 de noviembre de 2011, cuando Yasky acompañó a Cristina Fernández a la cumbre del G-20 en Cannes (Francia). Allí también se dio la Cumbre Sindical del G-20, en la que Yasky partició junto a Gerardo Martínez, el “capo” de la UOCRA y Secretario de Relaciones Institucionales de la CGT. La foto original muestra, justamente, a Yasky y Martínez sonrientes junto a Cristina Fernández y Sharan Burrow, presidenta de la Confederación Sindical Internacional; y fue publicada al otro día del encuentro por algunos medios masivos, entre ellos la agencia oficial Télam y el diario Clarín.
La alteración en la fotografía produce un efecto directo: se elimina a Martínez de la escena, como si nunca hubiese estado junto a Yasky. O sea, se intenta construir un relato visual falso respecto de hechos verdaderos.
¿Pero con qué objetivo?
Resulta que el “gordo” de la UOCRA ya no es potable para el gobierno como posible reemplazo de Moyano al frente de la CGT. Ya no hay forma de ocultar que Martínez fue “servicio” de la Dictadura, integrando la lista del “personal civil” del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército. La denuncia sobre su terrorífico pasado fue realizada por varios organismos de derechos humanos (ver acá) y provocó que CFK y sus asesores lo desecharan como “alternativa” para suceder al camionero. Y Yasky, cual perro faldero, ahora quiere evitar quedar “manchado” por la imagen del "compañero" Gerardo.
Ahora bien, la denuncia contra Martínez data de julio de 2011 y la foto en cuestión es de noviembre. ¿Yasky no sabía, cuando viajaron a Cannes, que Martínez había sido espía de la Dictadura? Y si sabía, ¿por qué compartió con él reuniones, almuerzos y cenas? ¿Y por qué aceptó sacarse una foto, sonriente, junto a él? Y si así y todo Yasky no renegó de retratarse junto a un cómplice del genocidio, ¿por qué cinco meses después eliminó a Martínez de aquella foto? ¿Tiene vergüenza, le agarró cosita o quiere hacernos creer que Martínez nunca estuvo ahí?
Con esas preguntas en la cabeza, un miembro de Sacado del Medio, que a su vez es docente afiliado al SUTEBA (integrante de la CTA), se propuso preguntarle a quienes hacen la revista el por qué de la foto falsificada. Por el estado público de semejante truchada (Clarín lo usó en un editorial del 13 de mayo; y el Partido Obrero ya los había escrachado en su prensa) se le complicó al compañero llegar por vías normales a dialogar con Sebatián Rollandi, responsable de Prensa de la CTA, quien viajó con Yasky a Cannes y es editor de la revista. Tras superar algunos obstáculos (en la Central nadie nos quizo dar el número de Rollandi y hasta gente de Prensa se negó a dar su nombre para que “no se los comprometa”), finalmente el vocero de Yasky habló y nos dio algunas explicaciones. Acá va el diálogo telefónico con Rollandi, a quien no le gustó nada que un simple afiliado al gremio de Yasky le haga algunas preguntitas.
-¿Por qué recortaron la foto?
SR- Fue para hacerla más chica. Y además forma parte de una decisión editorial de la que no tenemos por qué dar explicaciones.
-Pero se trastocó para eliminar a Gerardo Martínez, como si no hubiera estado.
SR- Sí
-¿Eso no es falsificar un documento que ya se había hecho público?
SR- Si querés te paso con el departamento de Legales. Nosotros tomamos la decisión editorial de recortarla y punto.
-¿Esa foto no es de Télam?
SR- Esa foto la teníamos antes de que Télam la publique. Nosotros la compramos en Cannes. Por lo tanto podemos hacer con ella lo que queremos.
-¿Incluso recortarla para que parezca algo diferente a la escena original?
SR- Te repito, si querés podés hablar con el departamento de Legales de CTA y te dicen si hicimos algo ilegal.
-¿Ustedes sacaron a Martínez por las acusaciones que pesan sobre él?
SR- Sí. Es una decisión editorial y punto.
-Pero si Yasky no quería aparecer al lado de Martínez, ¿por qué se sacó la foto?
SR- Hugo no sabía de esas acusaciones.
-Desde julio esas denuncias eran públicas y ustedes fueron a Cannes en noviembre.
SR- No es que Hugo quiso sacarse una foto con Martínez. Era un evento donde circunstancialmente estaba uno al lado del otro y se sacó la foto. Y además la foto la recortamos para ilustrar una nota que no tiene nada que ver con Martínez.
[La nota sí tiene que ver con Martínez, o al menos con su participación junto a Yasky en la reunión con la CSI]
[La nota sí tiene que ver con Martínez, o al menos con su participación junto a Yasky en la reunión con la CSI]
-Entonces para ustedes está bien eliminar a alguien de una foto si resulta "inconveniente".
SR- Mirá, nosotros tomamos una decisión editorial, de la misma manera que lo hace Clarín. ¿Vos le vas a preguntar a Clarín por qué recorta las fotos?
-Pero nosotros no estamos defendiendo a Clarín, sólo preguntamos por qué se eliminó a Martínez de la foto en la que estaba con Yasky.
SR- No parece que no le estén haciendo el juego a Clarín. ¿Por qué no le preguntan a Clarín cómo maneja sus fotos?
-Clarín se merece más de un juicio por falsificación y manipulación. Pero esa no es la cuestión. Ellos son corporación y ustedes son una Central de trabajadores que supuestamente responden a sus afiliados.
SR- Yo no tengo por qué responderle a ningún afiliado por qué recorté una foto de la revista. Es una decisión política que toma la conducción de la CTA.
-¿Pero esa decisión política no puede ser explicada a un afiliado de un gremio que integra la CTA?
SR- No. ¿Por qué debería? La decisión editorial de la revista la tomamos nosotros y no tenemos que darle explicaciones a ningún afiliado.
-¿Pero entonces la revista de la CTA es privada?
SR- No. Si algún afiliado quiere saber por qué tomamos una decisión que eleve una carta a la dirección de su gremio, que nos la haga llegar y le respondemos.
-Eso es casi decir que nunca vamos a saber por qué recortaron la foto.
SR- Sacá tu propia conclusión. Para qué llamás si total vas a sacar tu propia conclusión.
-Justamente, llamamos para preguntar. En última instancia, al hacerse público que recortaron la foto para eliminar a alguien ‘inconveniente’, dan el pie para que hasta el propio Clarín los tilde de ‘estalinistas’.
SR- ¿Y vos te pensás que me importa a mí que me digan estalinista?
-Y, la verdad que no es algo honorable.
SR-A mí no me preocupa que me digan estalinista. Si querés decirme estalinista decímelo. Ya tenés la respuesta que estabas buscando.
“No me preocupa que me digan estalinista”, concluye Rollandi, como si ese adjetivo se aplicara a quien detenta una mera preferencia artística, culinaria o deportiva.
La falsificación de imágenes y documentos con fines políticos tiene muchos siglos. Pero el paradigma de esa manipulación documental con fines destructores de la Historia sin dudas lo encarnó el régimen conducido por José Stalin en la ex Unión Soviética entre las décadas de 1920 y 1950. La burocracia estalinista puso en pie una enorme maquinaria al servicio de negar, ocultar, falsear y modificar gran parte de los hechos que marcaron uno de los hitos más importantes en la historia de los explotados del mundo en su lucha por la emancipación: la Gran Revolución Rusa de 1917, que construyó un nuevo Estado basado en los consejos de obreros y campesinos y en el fin de la propiedad privada capitalista.
Para la supervivencia del estalinismo fue central, entre otras cosas, falsificar la historia de la Revolución y, sobre todo, intentar borrar del relato histórico a los reales protagonistas de esa gesta. Lo hecho por la propaganda estalinista con León Trotsky, el gran dirigente bolchevique y conductor del Ejército Rojo, es la mejor muestra de cuánto necesitaba Stalin cargarse a la Historia.
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Parece que hay muchos interesados en falsificar los hechos protagonizados en el pasado reciente por Cristina Fernández. Si hace algunos años Página/12 había osado recortar el margen de una foto de Néstor y Cristina para eliminar a Daniel Hadad de la escena (ver acá), hoy se apela sin prejuicios a las más variadas herramientas del PhotoShop. Así lo hicieron en la revista de la CTA, más preocupados por deformar el pasado que porque los llamen “estalinistas”.
Quien truca fotos para ocultar a personajes “indeseables” o para aparentar situaciones que no existieron o que sí existieron pero de otra manera, en definitiva pretende ni más ni menos que construir un relato falso sobre los hechos verdaderos.
Vivimos una época en la que truchar la historia está ala orden del día, tanto desde el gobierno como desde la oposición patronal y las corporaciones como Clarín, La Nación y Perfil. Son cada vez más los que necesitan falsificar la verdad para poder seguir defendiendo sus intereses capitalistas.
A no extrañarnos, entonces, cuando próximamente veamos publicada en medios oficialistas esta foto recortada.
Aquí falta alguien. Nada menos que un genocida. Un burgués nacional que participó de la Dictadura y que se llevó de maravillas con todos los presidentes posteriores, incluidos Néstor y Cristina. Un empresario que mató, que hizo desaparecer a sus obreros azucareros y papeleros, que reprimió a cientos de pobladores de Ledesma (Jujuy) y que reivindica hasta el cansancio los beneficios que el Estado le dio para enriquecerse sin límites.
Un empresario que hoy, gracias a la lucha de familiares de desaparecidos y militantes de organismos de derechos humanos, está llamado a sentarse en el banquillo de los acusados para responder por sus crímenes.
Un empresario que ahora, recién ahora, parece “indeseable” para CFK y sus asesores. Pero que hasta hace muy poco podía ser fotografiado haciéndole lujosos obsequios a la Presidenta de la Nación.
Un empresario que hoy, gracias a la lucha de familiares de desaparecidos y militantes de organismos de derechos humanos, está llamado a sentarse en el banquillo de los acusados para responder por sus crímenes.
Un empresario que ahora, recién ahora, parece “indeseable” para CFK y sus asesores. Pero que hasta hace muy poco podía ser fotografiado haciéndole lujosos obsequios a la Presidenta de la Nación.
¿Y la verdad? Bien, gracias.
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