Autoras/es: Andrea D’Atri (ed.), Bárbara Funes, Ana López, Jimena Mendoza, Celeste Murillo, Virginia Andrea Peña, Adela Reck , Malena Vidal, Gabriela Vino, Verónica Zaldívar
A nuestras camaradas obreras,
para quienes convertirse en tribunos de su clase,
como revolucionarias conscientes,
significa un esfuerzo doblemente mayor
que para el resto de nuestros compañeros trabajadores.
(Fecha original: Abril 2006)
Agradecimientos
Hablamos aquí de historias de mujeres rebeldes y revolucionarias que lucharon por la causa de la clase obrera. Este cruce entre género y clase, en muchos casos, nos dificultó el acceso a las fuentes, testimonios, documentos sobre sus vidas y su pensamiento político. Por esa razón, habría sido imposible la culminación de este trabajo sin la ayuda de numerosas personas a quienes les debemos nuestro agradecimiento.
En primer lugar, a Esteban “Sieva” Volkov, nieto de Natalia Sedova1 y León Trotsky, quien desde México –donde reside– nos envió materiales inéditos en español sobre su abuela y nos alentó en la tarea de recuperación de su historia.
Desde Estados Unidos, contamos con la colaboración de Yosef Mikhah, con una larga trayectoria en el movimiento trotskista norteamericano, quien nos proveyó permanentemente de libros, artículos y referencias sobre las mujeres del Socialist Workers Party (SWP). Su voluntariosa ayuda, cada vez que necesitamos que alguien “en persona” entrara a un archivo y buscara un dato inhallable por otros medios, fue de gran valor para nosotras. También agradecemos a Marcelo Cardozo, residente en New York, quien nos envió una autobiografía de Nadezhda Joffe inédita en español. A través de ella vislumbramos la vida de los oposicionistas en los campos de prisioneros de la ex Unión Soviética.
Desde Londres, Alejandra Ríos y Philip Widall nos facilitaron volúmenes de su propia biblioteca que nunca fueron publicados en español y que ya tampoco existen para la venta en inglés, ni están digitalizados. Eso nos permitió “descubrir” a algunas mujeres comunistas, poco conocidas para los lectores de habla hispana, que relataron sus experiencias de vida. Guillermo Leborán, de Barcelona, nos facilitó desinteresadamente bibliografía sobre la cuestión de la mujer en las Internacionales.
Andrea Robles, Gabriela Liszt y Liliana Ogando Caló, del Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones León Trotsky, de Argentina, nos han guiado en la consulta del archivo, la hemeroteca y la biblioteca del centro que dirigen, especialmente en lo referido al período de la segunda postguerra. Milton D’León y Nicolás Miranda –de la Juventud de Izquierda Revolucionaria de Venezuela y del grupo Clase contra Clase de Chile, respectivamente– fueron fuentes de consulta por su conocimiento de la historia del movimiento obrero de Latinoamérica y el Caribe.
Agradecemos también a Christian Castillo, Juan Andrés Gallardo, Rodrigo Arce, Juan Chingo, Anabella Sánchez, Fernando Scolnik, Viviana Yánez, Cecilia Gárgano, Martín Yánez, Ernesto González, Ariane Díaz y Juan Dal Maso que colaboraron en distintos aspectos de esta investigación, bien traduciendo textos inéditos en castellano, o bien leyendo los primeros borradores y planteando sus críticas agudas y constructivas, aportando nuevas ideas y alentándonos constantemente a terminar este trabajo, a pesar de las dificultades.
Además de estos camaradas y amigos, no queremos dejar de mencionar a Laura Liffschitz por su permanente estímulo para la concreción de este proyecto, desde los inicios, cuando sólo era un vago anhelo.
Prólogo
Este libro narra historias de mujeres muy emocionantes. Todas ellas iniciaron su lucha en plena juventud. Por eso, para las jóvenes luchadoras y revolucionarias de hoy, este libro es una contribución a su crecimiento político, es una forma de allanarles el camino, un gran aporte para esas generaciones que vienen detrás nuestro. Necesitamos saber que hubo grandes luchadoras y grandes revolucionarias y que tiene que seguir habiéndolas. ¡Estas mujeres son un gran ejemplo! A través de estas páginas podemos recorrer las vidas de mujeres apasionadas y transmitir sus experiencias para preparar nuevas fuerzas revolucionarias. ¡Llena de entusiasmo saber que nos antecedieron mujeres con este espíritu de lucha! Por eso creo que es indispensable que las trabajadoras conozcan las historias de estas mujeres.
La mayoría de nosotras salimos de la fábrica y tenemos que ir a nuestra casa a limpiar y cocinar. ¿Por qué tenemos que trabajar tanto? ¿Dónde está dicho que así deben ser nuestras vidas? Existieron muchas mujeres que se rebelaron, que lucharon y algunas, incluso, se hicieron revolucionarias. Hoy, cuando algunas personas piensan que la revolución es una utopía, las enseñanzas que dejan las vidas de estas mujeres son un modelo para vivir en la actualidad. La historia demostró que las luchas de la clase obrera siempre se reavivan y la idea de revolución continuará volviendo mientras existan la explotación y la opresión. Por eso también este libro es un aporte para formarnos como trabajadoras concientes en estos momentos “de calma”, sabiendo que no será una situación eterna, que la lucha se reanimará. Estas mujeres vivieron hace muchos años pero sus vidas tienen gran actualidad.
Mi experiencia en la lucha de mi propia clase comenzó “por accidente”. Más tarde, le fui “tomando el gusto” a luchar no sólo por la fuente de trabajo, sino por un cambio social profundo. Intervenir en una asamblea en la textil Brukman, ocuparla y ponerla a producir bajo control obrero fueron los primeros pasos. Hace tiempo dije, ante miles de personas en la Plaza de Mayo, que si las trabajadoras y los trabajadores podemos poner a producir una fábrica, entonces también podemos gobernar un país. Después, mi lucha dio un paso más, planteándome la necesidad de construir un partido revolucionario. De asimilar las ideas del marxismo y de ser una de las voces de Brukman, me propongo ahora convertirme en una voz de mi clase. Por eso, para mí, estas historias representan una dosis de energía: las lecciones que ellas nos dejaron se mantienen vigentes.
Reconstruir la historia de quienes lucharon por la clase obrera es una necesidad. Al leer estas páginas sobre grandes mujeres de la historia de nuestra clase veremos que, en su momento, fueron mujeres como nosotras, que han salido a luchar, que han defendido ideales y que han dejado lecciones que hoy están plasmadas en estas hojas. Entre ayer y hoy hay una continuidad.
Louise, Flora, Juana, Carolina, Rosa, Clara, Carmela, Amelia, Lucrecia, María, Marvel y Clara, Genora, Natalia, Pen Pi Lan, Mika, Nadezha, Edith. Sus nombres florecen ante mis ojos. Su sangre ardiente por la causa de la clase obrera corre también por mis venas. Si ellas pudieron, ¡yo puedo y puedo más! Porque cuento con las huellas que ellas dejaron en el camino, plagado de algunos triunfos y, sobre todo, de duras derrotas.
Con el tiempo, habrá otras historias. Las historias de mujeres con voces y rostros propios que hoy necesitan conocer esta historia, que han escrito las mujeres indómitas sobre las que trata este libro, para preparar el futuro.
Celia Martínez, obrera de la textil Brukman
Buenos Aires, marzo de 2006Continuará
Extraído de:
Andrea D’Atri; Barbara Funes; Celeste Murillo et al. Luchadoras: historia de mujeres que hicieron historia. - 1ª ed. - Buenos Aires : Ediciones del I.P.S., 2006.
1 Su abuela de sangre era Aleksandra Lvovna , primera esposa de Trotsky y madre de sus dos hijas Zina y Nina; aunque, a raíz del aniquilamiento de casi toda su familia y la prisión de su abuela materna, fue criado por su abuelo materno y su segunda esposa, Natalia Sedova, en el exilio de éstos en Coyoacán, México. Veáse Natalia Sedova y Nadezhda Joffe, en los capítulos V y VI, respectivamente.
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