Autoras/es: Grupo de Estudio y Seguimiento de Volcanes Activos (*)
(Fecha original del artículo: 2010)
Riesgo volcánico por caída de cenizas
Para entender los riesgos de las cenizas para la salud de los seres vivos, primero es importante tener en claro en qué consiste la ceniza volcánica, y cuál es su origen. Para ello hay que remitirse a lo que sucede dentro de la chimenea volcánica antes de que ocurra una erupción.
Las partículas de cenizas y polvo se producen a partir de los magmas viscosos cargados de gases durante una erupción explosiva, y son fragmentos muy pequeños de magma enfriado rápidamente (vidrio volcánico). Se forman a medida que el magma asciende por la chimenea, donde los gases se expanden rápidamente por la disminución de la presión, generando una espuma en el fundido que recuerda a la espuma que sale de una botella de soda o gaseosa al abrir, salvo que en los volcanes la presión es mayor. Conforme las burbujas de gases se exsuelven del fundido, se expanden y prácticamente se tocan entre sí. De esta manera, entre las burbujas quedan paredes o tabiques finos del fundido, que se enfría rápidamente dando lugar a vidrios (Figura 8). Con la presión se fragmentan estos tabiques, dando lugar a partículas finas de vidrio, muy puntiagudas, denominados cenizas volcánicas, las que son expulsadas a gran velocidad por el cráter. A veces son arrojadas hacia arriba porciones de magma que no se fragmentó y que contienen gran cantidad de burbujas atrapadas. Estas porciones son conocidas como fragmentos pumíceos o piedra pómez. Estas rocas, compuesta por vidrio volcánico con abundantes burbujas de gas, flotan en el agua debido a su baja densidad producto de la cantidad de burbujas de gas que ayudan a su flotación.
Estos productos volcánicos de pequeño tamaño pueden dispersarse grandes distancias desde su origen. En particular, el polvo puede alcanzar grandes alturas en la atmósfera, donde puede permanecer por períodos prolongados.
Cuando ocurre una erupción y se generan cenizas, las mismas se dispersan por ciertas zonas, que va a depender principalmente de la dirección de viento predominante. Cuando comienzan a caer, provocan el oscurecimiento del día. Dada a la intensidad de la caída, es decir la cantidad, las cenizas pueden ocluir la luz solar, provocando el oscurecimiento del ambiente, y generando una sensación de noche, en pleno día.
Los tamaños y composiciones de las cenizas volcánicas pueden variar notablemente de volcán en volcán, ya que va a depender de la composición de la lava y el grado de fragmentación que se pueda producir.
Las cenizas presentan un gran peligro para la salud de la población, ya que por la forma puntiaguda y por la composición, pueden afectar directamente la salud de los seres vivos con su inhalación.
Es prácticamente imposible predecir la cantidad de cenizas que puede arrojar un volcán. Sí, es posible a partir de conocer cuáles son los vientos predominantes, conocer la/las posibles trayectorias de las cenizas.
Por todo esto, la única manera de mitigar la caída de cenizas, es la prevención. En Argentina, los volcanes se encuentran a lo largo de toda la cordillera de los Andes. Si se considera que los vientos predominantes provienen del sector occidental, las probabilidades de caída de cenizas en territorio Argentino son muy elevadas.
Continuará
(*) Proyecto “Exactas con la Sociedad” - Facultad de Ciencias Exactas y Naturales – Universidad de Buenos Aires
Autores
Mariano Roberto Agusto, Alberto Tomás Caselli, María Laila Jover, María Laura Vélez
Colaboradores especiales
Leonor Bonan, Cintia Lorena Bengoa, Patricia Castaño, Raúl Coppa (INTA Esquel) , Ana María Fazio , Ana Monasterio (EPROTEN) , Carlos Prio (SENASA Zapala), Manuel Rivera (Coordinador de Emergencias Sanitarias Neuquén), Diana Luz Sierra
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