Autoras/es: Stella Maris Torre 
(Fecha original del artículo: Diciembre 2008)
Laplantine (1993), desde la antropología, afirma que la representación se sitúa siempre en la unión, por un lado, de lo individual y lo social, y por el otro, de tres dominios de investigación: el conocimiento, el valor y la acción.  Al definirla, el autor dice que es el encuentro de una experiencia  individual y de modelos sociales en un modo de aprehensión de lo real  que, contrariamente al concepto y a la teoría que se originan en la  nacionalización, tiene siempre una carga afectiva e irracional.. En su  opinión, lo propio de una representación es no pensarse jamás como tal  y, principalmente, ocultar las distorsiones que ella acarrea, en  particular la relación de la enfermedad y lo social, de la enfermedad y  lo psicológico, de lo psicológico y lo social. La  representación que cada uno se hace de la salud nos permite pensarla  impidiéndonos ver aquello que, precisamente, otras representaciones  aclaran.
Asimismo,  el autor menciona varias aproximaciones metodológicas que permiten  elaborar una antropología de las representaciones sociales, en especial  de la enfermedad y de la salud en Francia: De tal modo, las  representaciones diferenciales pueden estudiarse a partir de:
•         Los individuos: su estatus social de los individuos, si se está enfermo o no, si se es profesional o paciente.  Es obvio que existen percepciones diferentes, pero puede decirse que  los sistemas de representaciones de la enfermedad se construyen a partir  de tres polos
o   La enfermedad en tercera persona: adhesión  a los “valores de la medicina”, aprehensión fundada en un conocimiento  “objetivo” de los síntomas y su etiología, cuya consecuencia es ocultar o  relegar la relación de la enfermedad con lo psicológico y lo social  (representación relacionada con la “cultura biomédica” señalada, entre  otras, en las págs. 5 y 6)
o   La enfermedad en segunda persona: es el enfoque del médico clínico, homeópata, psicòlogo o psicoanalista, pero también por la etnografía
o   La enfermedad en primera persona: sistemas interpretativos forjados por la subjetividad, ya se de los enfermos, o de los médicos.
•         Las  lógicas de los sistemas etiológicos-terapéuticos, los cuales dirigen  nuestras representaciones tanto “populares” como “eruditas”
o   La  enfermedad se considera una entidad exógena penetrada por rotura de una  barrera en el cuerpo de un individuo, y la curación consiste en la  detención del avance enemigo.
o   La  enfermedad no es una entidad extraña al enfermo, sino que viene de él y  tiene una función valorizada que debe ser descifrada, siendo la  curación una actividad reguladora que es alternativa antagónica a los  síntomas del enfermo.
•         Los modelos epistemológicos para pensar científicamente la enfermedad: el autor distingue tres
o   Biomédico. Fundado  sobre lo positivo del método experimental. Aísla las especificidades  etiológicas, diferencia los cuadros sintomatológicos, administra las  especialidades quimioterapéuticas que combatirán las causales patógenas y  harán desaparecer los síntomas.
o   Psicológico, psicoanalítico o psicosomático. Pone  el acento sobre los caracteres intrapsíquicos del conflicto responsable  del síntoma. No se investiga la etiología del lado del entorno social  del enfermo, ni de lado de la componente fisiológica de la enfermedad,  tenida en este caso por derivada, pero no original. Es el mismo  individuo quien, por la personalidad que le es propia, produce sus  propias enfermedades.
o   Relacional. La  enfermedad no es pensada como en el primer caso (ser alguna cosa en  alguna parte), sino en términos de armonía y de falta de armonía, de  equilibrio y desequilibrio en relación al medio. Basado  en el análisis del mismo estudio, Farr (1986) afirma que asociada con  uno mismo y a una relación armoniosa con la naturaleza, la salud,  desprovista de causas, no requiere explicación: se tiene la suerte de  haber nacido con una constituciòn y por ello, se goza de una salud  floreciente. Por el contrario, la enfermedad debe ser explicada. Es  atribuida en gran parte al entorno, al carácter artificial del rito de  vida urbano, a una alimentación “no natural” o malsana y a la  contaminación, por oposición a la vida en el campo. Sin embargo, por un  lado, la medicina moderno ha realizado progresos y, sobre todo, ha  aumentado la longevidad humana, pero por otro, paralelamente, la calidad  de vida se ha deteriorado. Las personas interrogadas en la ciudad, no  ven contradicción entre vivir allí y no estar enfermas. Aquí aparece el  papel que desempeñan, en la representación social, las nociones de  “malestar”, “depresión” y “fatiga”, correspondientes a un estado  intermedio entre la salud y la enfermedad. Así, la salud no es idéntica a  la simple ausencia de enfermedad. 
•         La  representación de la enfermedad se nutre en gran parte de una teoría  del “germen” pero hay una ausencia casi total de una teoría basada en la  culpabilidad, por lo cual la concepción psicoanalítica que considera  que el hombre es la fuente de sus problemas, no ha dejado huellas. 
•         Dichas  representaciones pueden explicar algunos fenómenos interesantes como el  éxito en el mercado de los “alimentos sanos” provenientes del campo; 
•         y  ayudan a comprender la rápida propagación de las ideas ecologistas (y  la explotación que de ellas hacen algunos políticos). La naturaleza ha  adquirido una reputación de pureza que, de ahora en adelante, habría que  defender contra la contaminación.
Tampoco  es pensada como en el segundo (conferirle primacía al polo endógeno de  las representaciones). Esta idea de que la enfermedad es un signo de  desequilibrio social, la encontramos tanto
•         Discursos eruditos y representaciones sociales que se elaboran en contacto con ellos
•         Imputaciones inexplicables, exógenas, sociales y relacionales del origen
•         Interpretaciones religiosas de la enfermedad, que  ponen en evidencia lo que es ocultado por las representaciones  inducidas por nuestra biomedicina: el hecho de que una de las  dimensiones constitutivas de la enfermedad es su relación con lo social,  expresado allí por la intervención de lo sagrado. Este aspecto lo  amplia Laplantine:
•         En la misma obra, con sus observaciones y análisis de la Umbanda en Brasil.
•         En  un trabajo posterior, (1999) cuestionando la distinción de un objeto  que provendría de la antropología médica y de otro que se originaría en  la antropología religiosa, proponiendo una articulación entre ambos  modos de conocimiento como sucesivos enfoques de un mismo fenómeno  mediante una doble vía diferenciada:
1.       La cuestión del porqué de la enfermedad
•         Laplantine,  en la última parte de su libro “Antropología de la enfermedad” deja de  considerar los procesos etiológico-terapéuticos para preguntarse el porqué de la enfermedad
Las diferentes respuestas 
•         hacen aparecer una relación estrecha entre salud y salvación
•         plantean bajo un nuevo enfoque las relaciones posibles entre el individuo enfermo y la sociedad.
A  efectos metodológicos, Laplantine aclara que no existe distinción entre  un objeto de la antropología médica y otra de la antropología  religiosa, sino que se trata del sucesivo enfoque de un mismo fenómeno  mediante una doble vía diferenciada
•         En  el estudio de las relaciones entre enfermedad-sagrado,  medicina-religión, salud-salvaciòn, pueden distinguirse 2 casos típicos
- mezcla de lo religioso y lo médico. Medicinas populares. La interpretación religiosa está presenta y se manifiesta y reinvindica por los propios actores sociales. La tarea de la antropología consistiría en no tomar lo que se dice al pie de la letra, sino investigar lo que está oculto: especialmente, las apuestas sociales y económicas de las prácticas y los discursos religiosos vehiculizados y manipulados. Saber mitológico
 - separación. La función médica, separada de la función religios, asume una autonomía relativo y luego completa, y se convierte en una práctica específica y especializada. Hay un enclaustramiento del pensamiento meídico “científico” en su voluntad de liberarse del pensamiento “no científico”, por un acto de diferenciación entre lo que se origina en la desdicha biológica y lo que proviene de otras desdichas. Asimismo, lo que se llama “progreso” de la “ciencia médico es una emancipación con respecto a las creecias metafísicas, especulaciones filosóficas, y demandas psicológicas, pero también respecto a lo social, en relación con las etiologías sociales que atribuyen a lo religioso las causas presuntas de la enfermedad. El punto de vista de la “ciencia médica” es el informado por el modelo epistemológico biomédico que excluye o absorbe al modelo sociomédico). Saber objetivo
 
Pero  de hecho, coexisten las prácticas puramente “médicas” o puramente  “mágico-religiosas”, sino a lo sumo distintos recursos, por lo demás  raramente antagónicos. Entonces,  la relación privilegiada de la enfermedad con lo sagrado es una  consecuencia inevitable de la indefectible relación de la enfermedad con  lo social
•         Hay varias maneras de poner en evidencia la relación de la enfermedad con lo religioso, expresión totalizante de lo social.:
•         3 modos de prácticas simbólicas  de promover a la vez la salud del individuo y la salvación del grupo  frente a la calamidad absoluta: posesión, mesianismo y utopía.
•         Lo sagrado en el interior de las instituciones
•         La medicina popular, que devela lo que oculta la medicina positivista
2.       La medicina popular como reveladora de la relación de la enfermedad con lo social por intermedio de lo religioso
•         Como reveladora del sentido de la enfermedad
¿Qué  es en realidad lo que distingue las terapias oficiales de las populares  (o tradicionales?. Lo que caracteriza a las medicinas populares es la  estrecha imbricación del 
o    Cómo etiológico-terapéutico
o    Un interrogante acerca del porqué
Mientras  la intervención médico oficial pretenda suministrar sólo una  explicación experimental, las medicinas populares aportan una respuesta  integral a una serie de insatisfacciones. Ej: “ir  a Saint-Sabin” designa simultáneamente ir a una peregrinación a una  cima del Pilat y realizar una serie de votos al protectores, y concurrir  a los curanderos “rehabilitadores” de la región.
•         Como reveladora de la relación entre la religión y la medicina. La expresión “ir a Sanint-Sabin” expresa que la religión y la medicina populares son una y la misma cosa.
•         Como reveladora de la relación de la enfermedad con la sociedad. Hay  más aun que el hecho de “ir a Sanit-Sabin”. Al formar una misma  expresión, simultáneamente interpretativa del malestar social y del  desorden biológico, los habitantes del Pilat y sus alrededores reúnen lo  que la ciencia médica, y más tardíamente el saber religioso, c/u por su  lado, se han esforzado en separar.
3.       Variantes posibles de la interpretación propiamente religiosa de la enfermedad
•         La enfermedad como elección que exalta y enriquece
•         La enfermedad-maldición: fatalidad, se atribuye a la naturaleza todopoderosa. Se sitúa del lado de la agresión exógena, sinsentido
•         La enfermedad-castigo: sanción directamente resultando de la trasgresión de una norma. Se sitúa en principio del lado de lo endógeno, y ofrece al individuo/sociedad una respuesta a la cuestión del sentido.
4.       La relación de la enfermedad con lo sagrado en los dos grupos de modelos
•         Modelo endofuncional y la idea de la naturaleza. En contraste con el  naturalismo medico, que no deposita ninguna confianza ni en la  naturaleza y ni en el organismo para llegar a la curación, y tiende a  considerar al ser humano como el lugar de encuentro entre una agresión y  una intervención quimioterápica encargada de combatirla, en este modelo  la salud no se opone a la enfermedad. El ser humano en sí mismo es el  generador de una enfermedad, que ya no se entiende como una calamidad a  aplastar, sino como un proceso de compensación y adaptación a alentar,  puesto que anuncia un nuevo equilibrio.
•         Modelo sanitario oficial como explicación totalizadora (ética y religiosa) del individuo y lo social. Aquí  el ser humano no está en el origen de la patología que sufre y lo  arremete en la forma de un cuerpo extraño, un agente externo que se vive  como nocivo y maléfico (microbio, clima, sortilegio, polución  ambiental, tabaco, gras, estrés, “la sociedad” o la propia “medicina”Þchivo  emisario. Por otro lado, al proceder a la asociación de Salud-Bien,  Enfermedad-Mal, necesariamente se niega la ambivalencia y  contradicciones del ser humano (individual-social) La representación  propiamente religiosa de este modelo, en su actual versión médica  oficial, se descubre en una respuesta terapéutica decididamente ofensiva  construida sobre un fondo sociocultural mesiánico petrificado en una  normatividad utópica. Aunque el éxito de la microbiología pasteuriana  deslizó la curación hacia la prevención, la preocupación por la  enfermedad se reintroduce por otras fisuras: movimiento ecológico,  incursión psicológica, psicosomática y psicoanalítico, proyecto  pedagógico, religiones y literatura. (la medicina como cultura global).  Por otro lado, el médico ordena, prescribe, certifica, hace de perito,  promete, amenaza y esencialmente la prevención médica contribuyó a  moralizar el pensamiento médico (la medicina como moral. La salud ocupa  rigurosamente el lugar exacto de anter era dado a la salvación, y la fe  médica colma en gran parte la vida abandonada por el desafecto de las  grandes religiones instituidas.
5.       La fe médica
•         La promesa de la salud absoluta. 
o    En  la creencia en un progreso infinito que pudiera traer al ser humano la  salud absoluta, la medicina contemporánea es aún más religiosa que las  religiones, no se contenta con anunciar la salvación después de la  muerte, sino que afirma que ella puede realizarse en vida.
o    Las  medicinas paralelas se sitúan entre las 2 grandes ortodoxias (la misa y  la consulta médica) y tienden a responder a requerimientos acerca de  los cuales no hay respuestas médicas o discursos sociológicos  satisfactorios.
Precisamente  en esa carencia se reproducen y renuevan las medicinas tradicionales y  neotradicionales, y se perfilan y aparecen nuevas tipos  (psicología, psicoanálisis, psicoterapia
•         El encuentro de lo médico y lo religioso en la novela popular.  Imagen del médico heroico, desinteresado y que, por su inmenso poder,  se erige por ensime de las leyes y saber de sus semejantes.
•         La concepción apostólica de la medicina. La relación privilegiada entre la medicina y lo sagrado no está necesariamente oculta para algunos médicos.
6.       La  identificación entre salud y salvación y los medios para obtenerla:  justificación por las obras y justificación por la gracia.
•         La justificación por las obras: la enfermedad como castigo y la salud como recompensa (conducta)
o    Quien  obedece a las prescripciones médicas se asegura no ser sancionado con  la enfermedad al mismo tiempo que merece la longevidad. Es la salud por obediencia a la norma. 
o    El  no creyente, el infiel, el fumador, el alcohólico, es acosado y  denunciado mediante la información preventiva y la presiòn de su  entorno, que le recuerda que está en pecado. Es castigado con la  enfermedad, a pesar de lo que tiene derecho a la comprnsiòn de su  sociedad a condición de obediencia estricta a lo que se le requiera.  Pero esán también los que rechazan el sometimiento a las ´´ordenes  terminantes por verse privados en su libertad.
•         La justificación por la gracia: la maldición y la bendición genética (predisposición)
El  justo ve abatirse sobre él todas las calamidades del mundo mientras el  pecador no es afectado por la más mínima enfermedad. Este es un  escándalo médico y teológico. En ambos casos, la predisposición biológica o la predestinaciòn teológica nos enseñan que el destino humano es un límite absoluto a nuestra libertad. Sin embargo, existe una diferencia entre
o    Versión eclesiástica oficial: la sociedad no debe buscar comprender un misterio sino creer en él.
o    Versión médica: se sabe que se está en el camino de saber y poder dominar el destino por manipulaciones genéticas y métodos de eugenesia. El genetismo toma entonces el lugar que le estaba destinado no al teólogo, sino a la propia divinidad.
La  percepción médica contemporánea dominante es una combinación entre  maldición genética y transgresión de la normatividad preventiva. Por lo  tanto
•         Las interpretaciones exógenas progresivamente se viven menos como producto del azar o accidente sino como un resultado necesario
•         El polo endógeno se vive como producto del destino.
•         Los diversos sistemas de salud disponibles (prácticas interpretadas por la cultura)
o   Total legitimidad social: biomedicina o medicina hospitalaria y universitaria
o   Menor legitimidad, pero en vías de legitimación: psicología, psicoanálisis, homeopatía, acupuntura
o   Al margen de la cultura: Entre  las dos grandes ortodoxias de occidente (la misa y la consulta médica)  hay todo un espacio donde están estrechamente intrincadas las  representaciones de la sanidad y la salud.
Dada la extremada diversificación, no es suficiente distinguir
•         Las interpretaciones “eruditas” y las reinterpretaciones “populares” formadas en contacto con la medicina oficial
•         Las interpretaciones ligadas a las medicinas “paralelas”

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