Autoras/es: Oscar Canorio *
Cuando volverse “viejo” nos condena sin saberlo
(Fecha original del artículo: Abril 2012 )
Me gustaría compartir con Uds. algunas reflexiones sobre la discriminación laboral por edad con la idea de que, conjuntamente con los comentarios que Uds. dejen, alguien nos lea y nos ayude a combatir este flagelo.
Para empezar, avancemos en entender de qué hablamos. “Discriminar”, en su sentido literal, es la acción de separar o distinguir unos elementos de otros atendiendo a un criterio específico, pero por lo general, cuando se habla de discriminación, suele emplearse el término en un sentido negativo que alude al trato en condiciones de inferioridad, que se da a una persona o grupo.
En las últimas décadas han aparecido nuevas formas de maltrato laboral, una de las cuales es la discriminación por motivos de edad, que se expresa a veces de manera sutil, como por ejemplo, cuando se rechaza a un candidato que opta por una plaza vacante, por estar “sobre calificado”, y otras veces de forma abierta, cuando se especifica un límite de edad para la contratación.
Contexto legal
La discriminación por motivos relacionados con la edad está prohibida en la Argentina por la Ley de Contrato de Trabajo (Art. 17). Pero la Ley contra la Discriminación (23.592) no considera a la edad entre las causales básicas de la segregación.
¿Cuál es “la” edad para considerar que una persona es un mayor? Obviamente, no hay convenciones para esto, pero un muy buen punto de referencia es la Age Act (Ley contra la Discriminación por Edad) de Estados Unidos, que integra el conjunto de leyes de derechos civiles. Allí se traza la línea en los 45 años. Si una empresa no contrata, despide o niega un ascenso a un empleado de más de 45 años, tiene que explicar y probar muy bien porqué no lo hizo. De otro modo, se presume que discriminó, y las indemnizaciones son millonarias en dólares y sin tope.
¿Qué está pasando en la Argentina, en el mercado de trabajo, con las personas mayores de edad? Los estudios y las políticas son pocos. Es notable que en un país con una población relativamente envejecida, no haya legislaciones de protección del empleo de los mayores de 45, y que en cambio exista una relativamente mayor preocupación por el empleo de los jóvenes (Ley de Empleo Juvenil de la Ciudad de Buenos Aires, Plan de Empleo Joven, etc.).
Muchos de los despidos de personas mayores que tienen cierta antigüedad en la empresa responden a una discriminación lisa y llana. Y estamos hablando quizás de un 10% a un 20 de todos los despidos.
Entonces, ¿por qué se discrimina?
Toda discriminación tiene un potente arraigo cultural difícil de eliminar aunque debemos de luchar contra ello. Normalmente, está avalada por personas que, en el fondo, tienen miedo e inseguridad en sí mismas, por una clara falta de confianza. Suelen sentirse mejor al rechazar a otras personas, pues les pone en un status superior. Pero no deja de ser un autoengaño.
La discriminación es un estado que se expande muy rápidamente, aprovechando la falta de opinión personal o la necesidad de pertenecer a un grupo social. En casos, se trata de un buen lavado de cerebro, del que es difícil salir.
La solución viene dada por una clara tolerancia cero, penalizando cualquier acto que defienda esa discriminación. De no hacerse, terminará por ocasionar daños personales y/o materiales, convirtiéndose en un grave veneno social.
Desgraciadamente, la discriminación por edad en la selección de los candidatos sigue existiendo.
El problema principal radica en que a partir de los 40 años, muchos empresarios y seleccionadores de personal tienen la idea preconcebida de que a esa edad, los candidatos ya no valen profesionalmente pues, según ellos, están en el principio del fin de su carrera profesional. Sin embargo, olvidan que les quedan aproximadamente 25 años (año arriba o abajo) de vida laboral. Entonces ¿Qué pasa?
Hay quienes son de la opinión de que a partir de los 40 años, se tiene ya un rodaje que les hace ser menos adaptables y exige mayor remuneración debido a la experiencia que tienen a su espalda. La gente con larga trayectoria profesional sabe adaptarse porque si quieren sobrevivir al mercado laboral actual que evoluciona todos los días tienen que estar con la mente abierta para continuar avanzando.
La valía se debe de pagar de forma adecuada, porque no hay que olvidar que el incorporar personal experimentado en el puesto a una organización va a hacer que ese rodaje se realice mucho antes, siendo productivos considerablemente antes que una persona sin experiencia de ningún tipo. Si bien hay gente ambiciosa, es cierto que a partir de los 40, se suele valorar otros puntos además del salario.
Reclutar a profesionales más jóvenes supone que, debido a su inexperiencia, pueden ser moldeados mejor y explotarlos laboralmente pagándoles muy por debajo de lo que se debería remunerar por desempeñar ese puesto. Si se actúa así, tarde o temprano, estos trabajadores verán el modus operandi de la empresa y se marcharan a la mínima oportunidad que tengan.
Las personas mayores de 40 años también pueden trabajar y merecen una oportunidad. Incluso, por contratarles, los empresarios reciben cuantiosas subvenciones y exenciones que es un punto a tener en cuenta. No obstante, esto también es discriminación, aunque sea positiva. Puede conllevar que un profesional más joven se quede en la calle porque el mayor de 45 es más ventajoso para la empresa. En estos momentos críticos de la crisis, toda ayuda es necesaria.
Si se descarta a un profesional de 40 años, debería ser por incumplir algún punto: no hablar ingles, falta de formación… pero no por la edad. El primer caso es por motivos objetivos y en el segundo por motivos subjetivos que no tienen justificación.
(*) Oscar H. Canorio es Contador Público, Licenciado en Administración, con un MBA en la UADE Business School. Contacto: ocanorio@olagroup.com.ar
1 comentario:
Sobre todo en el acceso a los puestos publicos, la mayoria de las veces son ridiculos e inexplicables los limites de edad.
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