Cuando los
niños
dejan de ser bebés
y empiezan a andar de un lado a otro,
sus
lecturas se vuelven más
exigentes. Ya no les basta con descifrar imágenes
sencillas
de su entorno cotidiano, sino que necesitan historias que den cuenta
de sus
emociones, sentimientos y conflictos. Por ello los álbumes,
esos libros
que tejen un diálogo entre palabras e ilustraciones, les
abren horizontes al
mundo de
la ficción
para proponerles una lectura menos literal, llena de
significados
y nuevos desafios.
Ahora no, Bernardo es uno de
los álbumes más audaces de la literatura infantil
contemporánea. Publicado en 1980, ha fascinado a los
pequeños y también
-debo decirlo- ha hecho
sonrojar a más de un
padre pues, de cierta forma,
todos nos vemos
caricaturizados en la historia. El autor, David McKee, ha
declarado que su trabajo se
dirige a niños y
adultos a la vez, y que disfruta
haciendo
libros que dejen cosas sin decir. Mediante una conversación
entre
palabras
esenciales e imágenes
llenas de colorido, McKee asume la perspectiva
infantil para exagerar, sin
temor a la irreverencia, el drama que viven los
pequeños
cada vez que sus padres le dicen "ahora no". (¿Quién
de nosotros no
ha
pronunciado, acaso, la trillada frase?)
Compartir este libro con
nuestros hijos es una oportunidad para explorar
las
posibilidades del humor; para descubrir, en cada trazo, la fuerza
expresiva
de los personajes, de sus rostros y sus gestos, y para
dejar
salir esos sentimientos recónditos
que no se nombran
cotidianamente,
pero que el arte y la palabra nos permiten
expresar.
Pero además,
mientras dejamos en suspenso nuestra
prisa adulta para
sorprendernos con la historia, podemos decirles,
entre líneas, "ahora sí". Porque leer con ellos, en el fondo,
es
entregarles toda nuestra atención
y nuestro afecto.
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