Autoras/es: Luciano Rodríguez Costa
Desde
mi egreso de
la
universidad
hasta la
actualidad, me
he preguntado
por el lugar
del
psicoanálisis
en la salud
pública -de
igual modo que
por la
relación entre
individuo y
sociedad-. La
respuesta a
esta pregunta
termina de
anudarse a
partir de mi
viaje de
rotación a
Paris[1], bajo
la siguiente
sorpresa: la
pregunta
acerca de si
es posible un
psicoanálisis
en salud
mental no
tiene
demasiado
sentido de ser
respondida,
sino que su
sentido sólo
se alcanza al
de-construirla.
Es decir, al
plantearse una
especie de
arqueología
del saber en
esa pregunta.
Y esto me
lleva hacia la
encrucijada en
la cual nace
el
psicoanálisis,
y que es la
práctica
liberal. Cada
vez que vemos
la frase
"Psicoanálisis
y Salud
Mental", vemos
condensarse en
esa "y" una
revolución, la
francesa, que
deja por
separado al
psicoanálisis
respecto de la
revelación de
los
movimientos de
la Salud
Mental de que
todo acto
clínico es en
última
instancia un
acto político.
Sin embargo
encuentro que
el índice de
que el
liberalismo ya
se encuentra
allí jugado,
como tercero,
es que aún hoy
el
psicoanálisis
participa de
la ilusión de
que se podría
estar al
margen de la
sociedad,
ubicando su
mito de
nacimiento en
un
por-fuera-de
la cultura. Es
esto lo que
llamo "Teoría
de la
Marginalidad
del
Psicoanálisis",
la cual tiene
efectos que es
preciso
reconocer.
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