Las dos cabezas
Quizás Omar Cabezas se llama así porque está usando su segunda cabeza. Y quizás por eso ha llegado hasta el final en el áspero camino de la revolución de Nicaragua; y por eso ha llegado vivo hasta el final.
Omar era niño y estaba jugando a la guerra de las pedradas, en la ciudad de León. Llovían los proyectiles, entre una y otra esquina de una calle cualquiera, cuando Omar vio venir una tremenda piedra que su enemigo le había arrojado, vio clarita la trayectoria de la piedra en el aire, y corrió: él quería correr para el otro lado, escapar, salvarse, pero no pudo evitar que su cabeza se lanzara al encuentro de aquella piedra que le estaba destinada, y su cabeza llegó al lugar exacto y en el momento exacto para ser golpeada y rota por la piedra que caía.
Así Omar perdió aquella cabeza suya que buscaba la perdición.
Desde entonces usa otra, un poco menos loca.
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