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miércoles, 6 de marzo de 2013

Chavez - Dos escritos de Claudia Korol

Autoras/es: Claudia Korol
(Fecha original del artículo: Marzo de 2013)

5 de marzo – Rosa Luxemburgo y Hugo Chávez

Desde este 2013 y hasta siempre, mientras la memoria rebelde siga
estrelleando el horizonte, cada 5 de marzo naceremos con Rosa
Luxemburgo y moriremos con Hugo Chavez.

Nacer y morir son momentos de nuestra vida. Son desgarros y creaciones
mágicas, que cuesta descifrar en las distintas claves de comprensión
del mundo. De muchas muertes y muchos nacimientos nos hacemos pueblo.
De muchos nacimientos y de muchas muertes nos hacemos naturaleza y
humanidad.

Cada 5 de marzo desde este 2013, naceremos con Hugo Chavez, y
moriremos con Rosa Luxemburgo. Y así también nacerá y morirá nuestro
socialismo del siglo 19 en el que llegó Rosa al mundo, un socialismo
con aires comuneros… y nuestro socialismo del siglo 20, tan
octubremente soviético, que Rosa vivió en sus comienzos… y Hugo Chávez
en su agonía … y nuestro socialismo del siglo 21, que tomó los aires
bolivarianos de la América Libre. Un socialismo caribeño, alegre, con
más ganas de ser que lo que es, con más deseo de distribución, que
nuevas relaciones de producción. Un socialismo en pañales, en la
infancia del camino.

Cada 5 de marzo, desde ahora, uniremos la fe de Chavez y la pasión de
Rosa en un amor libre que no necesita de padrinos ni de papeles. Un
amor que crecerá en el territorio tan llorado por tanto pueblo, tan
regado por la sangre de los más humildes, de los más olvidados, como
el cacique yukpa Sabino Romero, asesinado un par de días antes en
Venezuela, por las balas terratenientes y la indiferencia oficial.

Cada 5 de marzo rezaremos con Rosa su oración contra la burocracia en
el socialismo, y con Chávez celebraremos las batallas para que Nuestra
América construya y cree la revolución socialista y no una caricatura
de revolución. Luego cantaremos con Alí Primera: "No basta rezar…
hacen falta muchas cosas para conseguir la paz".

Para conseguir esa paz que tantas prisiones le costó a Rosa, cuando se
opuso en el parlamento y en las calles a la votación de créditos para
la guerra. Para conseguir esa paz por la que tantos esfuerzos realizó
Chávez, acompañando al pueblo de Colombia atrapado en las redes
militaristas de los gringos. Una paz que tiene signo antiimperialista.
Una paz que cuida los territorios para que sigan siendo espacios de
vida y no de destrucción capitalista y neocolonial.

Cada 5 de marzo, desde este 2013, naceremos y moriremos y volveremos a
nacer… despertaremos en los caminos, como esa porción de pueblo que
camina en Honduras paso a paso… despertaremos en los campamentos, como
los hombres y mujeres Sin Tierra que reinventan el Brasil…
despertaremos en el corazón de América, que late cubanamente por las
revoluciones de todos los siglos… despertaremos en la Selva Lacandona
haciendo otros mundos habitables en este mundo… despertaremos en la
desobediencia tan argentina a los transnacionales dictados monsantos.

Cada 5 de marzo, y hasta siempre, Rosa nos mirará a los ojos, y en el
límite de sus fuerzas nos dirá, como cuerpo de revolución: "fui, soy y
seré"… y Chávez hará con su sonrisa un horizonte que grite con aire
utópico: "viviremos y venceremos".

Claudia Korol
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Chávez

Hoy tengo un dolor de Chávez en la piel. Como si el mundo se detuviera
por un instante y no respirara… para sentir el latido débil de su
corazón rebelde, marcando el paso todavía.
Hoy tengo un nudo de Chávez en la garganta. Como si toda la rabia se
juntara en un nombre… que es la manera cómo eligió llamarse un pueblo,
un tiempo de revolución, una posibilidad veintiúnica de existencia de
nuestro socialismo.
Hoy tengo una marea de Chávez en la mirada. Como si necesitara por un
momento ver para creer. Como si supiera que ese mar de gente que ruega
por él con lágrimas amontonadas en los ojos, está inventando así una
forma entrañablemente absurda de la rebelión del continente.
Hoy tengo una inquietud de Chávez en las manos. Como si el puño
cerrado y la caricia necesitaran tocar la superficie de la historia
para saberlo en ella.
Hoy tengo una urgencia de Chávez en la sangre. Como si toda la vida
desparramada en el continente, formara un ancho río rojo revolución…
exigiendo que en este tiempo nadie se conforme con plegarias... que
nadie se conforme… que nadie se acomode.
Porque Chávez -el que conocimos- se va alejando suavemente de la
volcánica aparición en nuestros gestos cotidianos. Y necesitamos con
urgencia que nazcan nuevas maneras de revolucionarnos… tal vez con
menos liderazgos individuales, tal vez con más creaciones colectivas.
Porque no es verdad –aunque quisiéramos- que ahora nacerán miles de
Chávez. Como no nacen miles de Fideles ni de Guevaras ni de Ramonas ni
de Evitas. Como no nacen Bolívares ni Manuelas ni Bartolinas ni
Camilos. Pero nacen sí, una multitud de Juanes y Marías, de Pedros y
Sandras, de Pablos y Luisas, formando un collar de estrellas
insurrectas, que iluminan cuando brillan juntas los sueños libertarios
sembrados en nuestras tierras. Formando un telar de palabras
sencillas, que envuelven nuestra memoria y la multiplican en sus
historias mágicas.
Hoy tengo una esperanza de Chávez en mi corazón. Porque el tipo no se
rindió. Porque no se entregó. Porque desafió al sentido común y a las
prédicas conservadoras de lo posible. Porque el tipo se hizo querer,
así milico como era. Porque se equivocó y se corrigió muchas veces.
Porque el tipo se dio todo completito a la historia. Porque así está
entrando… con esa sonrisa tan Chávez en el rostro indio. Tan feliz
celebrando picardías. Tan cómplice de Fidel. Tan hablando hasta por
los codos. Tan abrazadito al pueblo más pobre y más desconsolado. Tan
valiente el tipo. Tan entero en cada despedida. Con su espada de
Bolívar y su Constitución bajo el brazo, como regalos del rey Melchor.
Tan tierno en su dureza. Tan loco en su cordura. Inventando el alba,
en la noche oscura. Tan lucero el tipo. Tan Chávez, todavía.

Claudia Korol - 7 de enero 2013

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