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sábado, 26 de enero de 2013

El libro de los abrazos. Eduardo Galeano: Los indios/3

Autoras/es: Eduardo Galeano
(Fecha original del artículo: 1987)

Los indios/3
JEAN-MARIE Simon lo supo en Guatemala. Ocurrió a fines de 1983, en una aldea llamada Tabil, en el sur M Quiché.
Los militares venían cumpliendo su campaña de aniquilación de las comunidades indígenas. Habían borrado del mapa a cuatrocientas aldeas en menos de tres años. Quemaban plantíos, mataban indios: quemaban hasta la raíz, mataban hasta los niños. Vamos a dejarlos sin semilla, anunciaba el coronel Horacio Maldonado Shadd.
Y así llegaron, una tarde, a la aldea de Tabil.
Venían arrastrando cinco prisioneros, atados de pies y manos y desfigurados por los golpes. Los cinco eran de la aldea, allí nacidos, allí vividos, allí multiplicados, pero el oficial dijo que esos eran cubanos enemigos de la patria: la comunidad debía resolver qué castigo merecían, y ejecutar el castigo. Por si resolvían fusilarlos, les dejaba las armas ya cargadas. Y dijo que les daba plazo hasta mañana al mediodía. En asamblea, los indios discutieron:
- Estos hombres son nuestros hermanos. Estos hombres son inocentes. Si no los matamos, los soldados nos matan.
La noche entera pasaron discutiendo. Los prisioneros, en el centro de la reunión, escuchaban.
Llegó el amanecer y todos estaban como al principio. No habían llegado a ninguna decisión y se sentían cada vez más confusos.
Entonces pidieron ayuda a los dioses: a los dioses mayas, y al dios de los cristianos.
En vano esperaron la respuesta. Ningún dios dijo nada. Todos los dioses estaban mudos.
Mientras tanto, los soldados esperaban, en algún monte de los alrededores.
La gente de Tabil veía cómo el sol se iba alzando, implacable, hacia lo alto del cielo. Los prisioneros, de pie, callaban.
Poco antes del mediodía, los soldados escucharon los balazos.

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