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martes, 1 de enero de 2013

El envejecimiento no es un drama sino un éxito

Autoras/es: Juan del CESA 
(Fecha original del artículo: Diciembre 2012)
A escala global, el resultado de sumar los 'mermados' índices de natalidad en un número creciente de países con el aumento de la esperanza de vida es incontestable y tiene un nombre: envejecimiento demográfico.
 Si bien, según los expertos consultados, el fenómeno no tiene por qué ser un problema en sí mismo, si las sociedades se adaptan modificando algunos hábitos.
 El envejecimiento no es un drama, como a menudo se ve, sino un éxito de las políticas de desarrollo Para Antonio Izquierdo, lejos de ser un problema o "un drama, como a menudo se ve", es "un éxito de las políticas de desarrollo". En su opinión, el envejecimiento progresivo de las sociedades, que "difícilmente se podrá cambiar", plantea fundamentalmente dos retos: la necesidad de adaptar la actividad económica, la producción y el consumo, por un lado; y por otro, la de procurar que ese envejecimiento sea activo y que las personas lleguen a esa edad "sanas y con capacidades". La cuestión pasa, subraya Izquierdo, por adaptarnos a los nuevos tiempos, dado que "si cambia la población deberán cambiar las sociedades".

 En la mísma línea, la UNFPA instaba a los estados, en el documento Envejecer en el siglo XXI: una celebración y un desafío, a emprender serios cambios en las políticas sociales, sanitarias y económicas para que "la gente pueda envejecer en todos los lugares con dignidad y seguridad".
 Aun asi, en la actualidad, cuando se habla de envejecimiento, las alarmas saltan en seguida. El nerviosismo generalizado ante este fenómeno se explica quizá por su novedad. Y es que, tal y como apunta Meil, el envejecimiento se asienta fundamentalmente en dos factores relativamente recientes: en el avance de la ciencia y el progreso —y la mejora de las condiciones de vida de las personas, que hicieron caer en picado las tasas de mortalidad en el pasado siglo—, y en un concepto que solo existe desde hace 30 años: la "planificación familiar".
 Según el sociólogo, el estancamiento de la natalidad —que favorece el envejecimiento de la población— se explica por el cambio de mentalidad que surgió durante la revolución sexual del 68, bandera de la libertad individual y de la convicción de que los hijos hay que tenerlos "solo cuando se reúnan las condiciones".

Las claves, el progreso y la distribución de los recursos

 Junto al envejecimiento progresivo, la demografía del siglo XXI está marcada por otro hecho incontestable a nivel global: la superpoblación. Rebasada la cifra de los 7.000 millones de personas en el mundo, y con previsiones para las próximas décadas que no hacen sino engordar este dato, el crecimiento del planeta emerge como el gran reto de los gobiernos presentes y futuros. La pregunta que surge entonces es: ¿podrá subsistir el planeta si sigue creciendo el número de habitantes?
 Para los expertos consultados por 20minutos.es, la respuesta es unánime: sí, siempre que los recursos se repartan de un modo adecuado y el crecimiento demográfico siga, como hoy, aminorado. De la misma opinión es la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para quien el hambre no es un problema de recursos sino de su distribución, ya que, aseguran, "el mundo produce actualmente alimentos suficientes para todos sus habitantes".
 La contención de la natalidad llegará de manera natural si se plantea sobre la base del conocimiento Junto a la correcta distribución de los bienes del planeta, Castro e Izquierdo consideran también clave favorecer la desaceleración del crecimiento demográfico aunque "sin imponer limitaciones". Para Castro, el modo de lograrlo pasa, entre otras medidas, por aumentar la tasa de alfabetización de las sociedades y por dar las facilidades para que la gente pueda tener los hijos que desee, con un mejor acceso a los métodos anticonceptivos.
 A juicio de Izquierdo, la contención de la natalidad, tal y como proponía el alcalde de Bruselas, llegará de manera natural si se plantea "sobre la base del conocimiento". En su opinión, desequilibrios como que las mujeres en los países desarrollados tengan de media menos hijos de los que desearían o que las de los países en vías de desarrollo conciban más de los que quisieran, se corregirán mediante el progreso. "Si una persona tiene las condiciones, un trabajo y una educación, no querrá tener ocho hijos", ha opinado Izquierdo.
 "La cuestión no es echarle la culpa al crecimiento demográfico por el crecimiento demográfico sino en incidir en otras variables y, en el caso de los países ricos, en dejar de emplear tecnologías tan destructivas o de consumir de una manera menos voraz", ha apostillado el sociólogo.

Vejez, cambio del perfil epidemiológico y adelantos, retos de la formación de profesionales en la salud

En las cuatro décadas que vienen, la población mayor de 65 años se incrementará en aproximadamente un 600 por ciento. Ante esta realidad, México no está listo en materia de atención a la salud, pensiones, e infraestructura. Además, el sistema nacional en este rubro afronta los desafíos de la prevalencia de enfermedades crónico- degenerativas y los problemas de obesidad y sobrepeso.
Al envejecimiento y el cambio del perfil epidemiológico deben sumarse la velocidad de los avances en genómica, proteómica, robótica, telemática, informática, cirugía endoscópica y tecnología nanoscópica, que en su conjunto representan un desafío para la formación de profesionales.
Debemos educarlos de manera distinta y brindarles herramientas para que sinteticen la información que reciben y seleccionen la más útil, con la finalidad de proporcionar una atención de mejor calidad a sus pacientes, aseguró Enrique Ruelas Barajas, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Los jóvenes requieren una visión integral del contexto en que viven, que deberá incorporarse durante su preparación, a fin de brindarles elementos para analizarlo y adaptarse a sus exigencias, además de fortalecer la formación ética en los contenidos de la educación que se imparte en todas las instituciones del país, recomendó en ocasión del Día del Médico, que se conmemora este 23 de octubre.
El vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina también aludió a la necesidad de promover la adquisición de competencias en gestión del conocimiento para que los galenos sean capaces de tomar decisiones útiles, bien informadas y certeras. A la par de las modificaciones en la enseñanza, quienes ya ejercen deben adaptarse a un entorno que cambia de manera vertiginosa.
Además, debe considerarse que la población es cada vez más exigente al recibir los servicios, lo que implica mayor responsabilidad. Los médicos deben estar actualizados y proporcionar mejor atención a una población que envejece y padece enfermedades crónicas.

Las revoluciones que vienen             

Si bien los padecimientos crónico-degenerativos (diabetes, hipertensión arterial y males cardiovasculares) y la transición demográfica representan los desafíos más importantes en materia de salud pública, los profesionales no deben descuidar los problemas sanitarios que persisten, como los casos de cáncer cérvico-uterino y muertes maternas, ejemplificó.
Ruelas Barajas estableció que en México convergen los padecimientos de los países desarrollados con un rezago de las identificadas como las más importantes en naciones en vías de desarrollo.
La suma de los retos implica la responsabilidad de mantener un enorme y profundo respeto por la profesión y brindar un servicio de calidad, con perspectiva humanitaria, a los pacientes. “A pesar de estar inmersos en esta revolución tecnológica y epidemiológica, debemos estar atentos a sus necesidades”.
Los enfermos también requieren afecto, además de medicinas, tratamientos y equipos. Los jóvenes no deben perder de vista esta exigencia, concluyó.
Adultos mayores: no son lo que casi todos creen
Los medios de comunicación publican noticias de adultos mayores cuando son víctimas de robos o agresiones o cuando realizan alguna acción que se supone incompatible con su edad, pero dejan al margen todas las otras experiencias de envejecimiento, aseguraron especialistas.
"Las representaciones sociales a veces son más fuertes que la realidad; es decir, existen prejuicios como que la persona mayor es enferma, débil, senil o depresiva y nada de esto tiene correlato con la realidad. Los medios, sin embargo, reproducen estos estereotipos", señaló el psicogerontólogo Ricardo Iacub.
El especialista explicó que la vejez "es una construcción social porque es lo que una sociedad determina acerca de quiénes son los viejos y sobre esto actúan prejuicios preformativos".
La asociación de vejez con enfermedad es uno de estos prejuicios más comunes y, según Iacub, "sólo un ínfimo porcentaje de los adultos mayores poseen enfermedades que les impiden ser autoválidos, como la demencia senil o alzheimer".
Docente de la cátedra de Psicología de la Tercera Edad y Vejez de la Facultad de Psicología de la UBA, Iacub describió: "Cuando uno pregunta en clase qué porcentaje de mayores vive en residencias de larga estadía, los alumnos responden cifras cercanas al 50% y en la Argentina sólo el 1,5% de los mayores están institucionalizados".
A partir de este ejemplo de desinformación, las comunicadoras Paula Chinellato y Mariana Rodríguez, a cargo del taller para periodistas que brindó la Dirección Nacional para Adultos Mayores (DINAPAM), destacaron la necesidad de "incorporar en la comunicación un enfoque de derechos".
"Esto implica construir e interpelar al adulto mayor como sujeto de derecho y no como sujeto de asistencia", señalaron, y detallaron acciones concretas para este fin como incorporar la voz de las y los adultos en las notas, no asexuar (presuponer que no ejercen su sexualidad) e incorporar el tema del género.
También destacaron la importancia de informar datos y contextos acerca de la vejez, para evitar las notas que refieran a "fenómenos" como un adulto que corre maratones o que escribe.
"Una persona no tiene por qué perder la capacidad de escribir porque tenga 70 años, ni es un superhéroe por correr; hay muchos adultos que hacen estas actividades y a veces brindar cifras permite contextualizar que no son casos aislados", explicaron.
"Abuelos"
Presente en la capacitación, la directora nacional de Adultos Mayores, Mónica Roqué, señaló un error común que se comete en los medios: denominar a los adultos como "abuelos".
Decirle abuelo o abuela a una persona es limitarlo a su rol familiar privado, es despersonalizarlo, excluirlo de cualquier otro lugar como ser pareja, trabajador o amigo. Por eso es importante cuidar las palabras, a pesar de que en éstas pueda haber una buena intención", indicó Roqué.
Generar un buen trato tiene un gran sentido para los adultos mayores porque mejora su eficacia, confianza y promueve el desarrollo de metas", detalló Iacub.
E indicó que en un estudio realizado en los Estados Unidos en 4 universidades diferentes se determinó que "los adultos que tienen una mejor concepción sobre su propio envejecimiento viven 7 años y medio más que aquellos que tiene una idea negativa.
"Encaramos esta campaña del buen trato en lugar de la prevención del abuso y maltrato porque queríamos involucrar a toda la sociedad", explicó el Secretario de Infancia, Adolescencia y Familia, Gabriel Lerner.
Y añadió: "No todas las personas perciben que pueden realizar malos tratos porque la mayor parte de estos son prejuicios que están implícitos, es decir, todavía no se leen como tales; por eso la campaña fue por lo positivo e intenta ser un pequeño aporte para un cambio cultural".
Durante octubre, DINAPAM y organismos provinciales y municipales distribuyeron folletos, pegaron afiches, organizaron charlas, caminatas, proyecciones, seminarios y talleres en diferentes ciudades de todo el país con el objetivo de sensibilizar sobre la temática.
¿Cuántos son?
En la Argentina residen actualmente 5.725.838 personas mayores de 60 años, lo que significa un 14,3% de la población general y convierte al país en uno de los más envejecidos de toda la región de Latinoamérica y el Caribe.
Crece el número de parejas en las que la mujer tiene más estudios que el hombre
El número de parejas en las que la mujer tiene más estudios que el hombre está creciendo aceleradamente en el mundo y en algunos países avanzados ya son mayoría, según una investigación del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) realizada en 56 países.
La investigación, que ha sido publicada en la prestigiosa revista de demografía "Population Development Review", revela el impacto que tiene el aumento de la educación de las mujeres en las pautas de emparejamiento heterosexual y asienta las bases para profundizar en otras dimensiones sociales que este cambio de modelo puede comportar en un futuro próximo.
El estudio, realizado por los investigadores Albert Esteve, Joan García-Roman e Iñaki Permanyer, ha analizado 138 censos de 56 países, recogidos entre 1968 y 2009, para ver qué pasa con las parejas cuando hay más mujeres con estudios universitarios que hombres.
La investigación concluye que el aumento de la educación de las mujeres está teniendo un efecto directo sobre las pautas de emparejamiento, de manera que en los países donde hay más mujeres con estudios universitarios, las parejas en las que las mujeres se emparejan con hombres con menos estudios que ellas -denominadas en este estudio "abajo"- superan a las parejas "arriba" -que son aquellas en las que el hombre tiene más estudios-.
Según ha explicado Albert Esteve, tradicionalmente los patrones de emparejamiento entre hombres y mujeres han estado dominados por la hipergamia (la mujer se empareja con un hombre de mayor estatus), donde se producen diferencias de género importantes.
Pero en los últimos años el acceso de la mujer a la educación está alterando este modelo.
A principios de los años 70, las parejas "arriba" superaban a las parejas "abajo" en los 18 países en los que había datos censales entre 1970 y 1975.
A principios del 2000, 26 de los 51 países estudiados registraban valores negativos de hipergamia educacional y entre estos hay sociedades tan diversas como Francia, Jordania, MongoliaEslovenia o Sudáfrica.
Demanda mayor gasto público el envejecimiento de la población
Más adultos mayores de 65 años con mayor expectativa de vida, menos trabajadores activos para sostener el sistema previsional y sanitario, baja productividad y deficiente educación para aumentarla, una convivencia difícil entre viejos y jóvenes en las ciudades, son las luces amarillas encendidas en el tablero demográfico argentino.
Jorge Colina, economista jefe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino desarrolla estos conceptos en esta entrevista.
-¿Dónde recaerán las primeras consecuencias del envejecimiento de la población que se refleja en el cambio demográfico?
-Sobre el gasto público, ya que aumentará el número de jubilados para cobrar, siendo que actualmente ocupan la mitad de las erogaciones del Estado Nacional. También repercutirán en una mayor exigencia presupuestaria para la salud, que insume 10 % por ciento del PIB, y las instituciones no están diseñadas para dar una mayor cobertura previsional.
El régimen jubilatorio contributivo exige 30 años de aportes y un aporte mensual que supera 40 % del salario. Es por esto, que poca gente llega a cumplir este requisito. Se estima que sólo 4 de cada 10 trabajadores podría hacerlo.
Por eso la Argentina tenía una cobertura previsional baja (63% aproximadamente) hasta que se hicieron las moratorias. Ahora 90 % tiene jubilación, pero como fue por única vez ese porcentaje no se repetirá, a menos que haya otra moratoria.
Más de la mitad de los activos no aportan. Hay que ir preparando un sistema previsional que brinde la cobertura universal pero sustentablemente.
-¿Y para qué están las moratorias?
-No son la solución porque equiparan al que hace aportes con el que no hace y además es no sustentable financieramente. Sería mejor que se instrumentara un sistema que brindara un protección básica a 60 % que no puede hacer aportes suficiente para jubilarse en el sistema contributivo y dar complementos superadores a los trabajadores que hicieron aportes, para no cometer la inequidad de la moratoria que equipara a los que hacen aportes con los que no lo hacen.
En los países avanzados la jubilación es universal a partir de determinada edad con una jubilación mínima y por encima de ese monto, la gente complementa con planes de pensiones que se pactan como mejora salarial durante la actividad.
-¿Y qué sucederá con la salud?
-Esta sería su estructura: los trabajadores formales, que entre los 30 y 50 años reúnen grupos familiares que utilizan a medias los servicios salvo por casos puntuales y dejan de aportar a los 65, pagan las obras sociales. En el caso de la pública, atiende muchos más niños que son los que no tienen cobertura por ser hijos de desocupados, inactivos y trabajadores informales de bajos ingresos. Pami tiene una gran concentración de viejos. Ahora bien, la economía de la salud es muy complicada, porque conviven tecnologías tradicionales, contemporáneas y futuras, cuyos cuadros de costos muestran una progresiva inflación en dólares: por ejemplo, un radiógrafo amortiza una inversión de 120 mil; un tomógrafo 400 mil y un tomógrafo con escáner 2,3 millones; un bisturí manual 20, uno eléctrico 12 mil y un láser 30 mil. Obvio que la demanda prefiere la última tecnología, que es la más cara.
-¿Cómo se cubriría una brecha entre menos aportantes y más beneficiarios?
-Con la vuelta al sistema de reparto ha dejado de haber ahorro previsional. El sistema se basa en que los que nacen hoy tendrán que mantener a los ancianos en el futuro. Se requerirán más impuestos, aumentos en la productividad económica y un sistema educativo que mejore el capital humano. El desafío que se presenta para las futuras generaciones es cómo producir más y mejor, para soportar al mismo tiempo la crianza de los hijos y la manutención de los ancianos.
En estos momentos, la productividad no contaría para aplicar a la atención del envejecimiento poblacional y la formación educativa es deficiente para generarla por el lado del trabajo. Uno de cada tres chicos de la secundaria abandona o está atrasado. La mejora requerida no es acompañada por las reglas institucionales. Y arrastrar uno de cada tres jóvenes con deficiencia educativa es una hipoteca importante para afrontar el desafío demográfico. Las anteriores generaciones de inmigrantes en el país hacían estudiar a los hijos y levantaban ladrillos como forma de asegurar el futuro.  Los éxitos se reflejaban en los descendientes universitarios que se pudieron hacer cargo de sus abuelos. Esta generación, en cambio, no ahorra para mantener a los futuros viejos y tampoco sus hijos estudian lo suficiente para reforzar la productividad que asegure el cumplimiento de tales exigencias.
-¿Se plantea un escenario fiscal de tensión?
–También habrá que resolver la convivencia. Las ciudades que envejecen entran en tensión con las necesidades de los jóvenes. Se contraponen la necesidad de la sobriedad, la tranquilidad, la atención a las discapacidades, con el bullicio, la agitación, y la dinámica propias de otras etapas de la vida.
-Y sociales…
-Las características de la población activa en Argentina en 2030/50 indican que habrá menos jóvenes que trabajadores que aportan al sistema previsional y más jubilados para asistir. Entrará en tensión la temporalidad de las necesidades sociales. En Europa se establecieron regulaciones para nivelar unas y otras necesidades. En Holanda, por ejemplo, se institucionalizó dentro del sistema de salud la inclusión de la residencia especializada en el cuidado de largo plazo de los ancianos. Las soluciones en América latina suelen forjarse a partir de las crisis, y en materia previsional, Chile y Uruguay no cerraron la capitalización y tampoco abandonaron la necesidad de ahorrar para cubrir la demanda.
 -La historia también en este caso sería circular…
En Argentina, después del Plan Bonex de 1992, se empezó a capitalizar los ahorros durante 15 años, luego vino de nuevo la estatización y vuelta a reparto en el 2008 y se abre otro ciclo que nos lleva a una nueva crisis.
Demografía y jubilados en Ecuador
La estructura poblacional de un país (demografía) es a veces poco tomada en cuenta, cuando en realidad es uno de los factores más importantes en su perspectiva de desarrollo. El Ecuador tiene una muy buena “ventana demográfica”, con el 60% de su población debajo de los 30 años, o en otra medida el 60% entre los 15 y 65 años. Es decir, mucha gente en edad de trabajar, producir, invertir, “empujar el carro”, y proporcionalmente no tantos inactivos (niños y mayores) que sostener con el trabajo de los demás.
Esto es un bono demográfico (positivo) enorme, si la sociedad lo aprovecha inteligentemente, ofreciendo oportunidades de trabajar, avanzar, acumular patrimonio… para cuando esta situación se vuelva menos atractiva (más jubilados por trabajador) lo cual sucede inexorablemente porque la esperanza de vida aumenta mientras se tiene en promedio menos hijos. Las recientes proyecciones presentadas por el INEC, lo muestran con claridad, en 30 o 40 años el perfil de la población habrá cambiado radicalmente.
Esa transición debe ser manejada con sabiduría porque se cae muy fácilmente en la trampa (casi todos los países desarrollados han caído en ella) de calcular ventajas excesivas a los jubilados que luego no son ni financiables ni sostenibles (en Europa, ese es el gran temor). Y aunque todos quisiéramos, humanamente, que todos los jubilados tengan condiciones futuras muy atractivas, eso solo es posible si el sistema de jubilación reúne condiciones estrictas de aportes elevados y generación de alta rentabilidad de esos fondos.
En el Ecuador no tenemos ni lo uno (los aportes son “apenas” del 10% y ya no hay fondos de reserva) ni lo otro (rentabilidad 7-8%). Pero las condiciones de jubilación sí son relativamente favorables: entre 75% y 100% del sueldo de los últimos 5 años. Esto es financieramente insostenible, porque en realidad cada jubilado tiene un déficit entre sus aportes capitalizados durante 30 o 40 años, y su jubilación que dura entre 15 y 20 años.
Cada nuevo afiliado al IESS, contrariamente a lo que se dice, empeora la situación futura del sistema… lo cual no quiere decir que no debamos afiliar a la gente, sino tener los elementos claros para juzgar el futuro. La última vez que se realizó el cálculo actuarial de esta brecha, el resultado fue un déficit manejable de 4.000 millones de dólares; pero violando la ley que exige hacerlo cada tres años, no hemos tenido ninguna actualización (seguramente por el temor a los resultados). Hay expertos que proyectan cifras del orden de los 30.000 millones de dólares (más el 40% que el Gobierno debe aportar por ley, con lo cual se puede llegar a 50.000 millones). Ç
Esto es enorme (70% del PIB actual), pero cualquier cifra intermedia también lo es.
No es un tema solo a juzgar desde el punto de vista humano, sino también con base en la pregunta ¿de dónde saldrán los fondos?, porque el hecho de que el problema se presente en 40 años no nos puede eximir de plantearlo. No enfrentarlo no significa que desaparece, todo lo contrario…
Envejecimiento activo en el marco europeo
El día 18 de enero de 2012 se inauguró en Copenhague el Año Europeo del Envejecimiento Activo y la Solidaridad Intergeneracional. La declaración del 2012 es el resultado de las exigencias de los cambios demográficos registrados en Europa en las últimas décadas y de un largo proceso de estudio, concienciación y trabajo, en el que España ha jugado un papel muy importante. En el 2002 se celebró en Madrid la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento, organizada por la ONU, en la que se estudió la necesidad de crear políticas sociales a favor de este sector de la población. En el 2007 se desarrolló en León la Conferencia Mundial de la Región Económica para Europa de Naciones Unidas, que terminó con la Declaración Ministerial de León, en la que se pedía: fomentar el envejecimiento activo, la vida independiente, la participación social y la educación a lo largo de la vida. En el 2010, España, durante su Presidencia Europea, organizó en Logroño la Conferencia Europea sobre Envejecimiento Activo. En las conclusiones se propusieron una serie de objetivos a conseguir, entre otros, la celebración del Año Europeo de Envejecimiento Activo en el 2012.
Durante este año 2012, como propuso la Comisión Europea en su inauguración, se fomentarán y apoyarán todas las iniciativas que busquen el envejecer activo a todos los niveles: estatal, regional, local y social, para concienciar del rápido envejecimiento de la población europea, promover la convivencia entre las generaciones y buscar la forma de que envejecer no sea un problema, sino una oportunidad para seguir ejerciendo un papel activo en la sociedad.
El envejecimiento activo es una exigencia del envejecimiento demográfico que se ha registrado en la sociedad occidental en general. El triunfo que el hombre ha conseguido en el siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI sobre las enfermedades es uno de los mayores logros de toda la historia de la humanidad. El control de la mortalidad ha proporcionado una mayor esperanza de vida, lo que ocasiona el envejecimiento de las personas y de las sociedades desarrolladas. En 1900 la esperanza de vida en Europa estaba entorno a los 35 años. Según el INE, en España la esperanza de vida al nacer en 1900 era de 34,76 años, en 1991 había pasado a ser de 77 años y en el 2011 llegó a los 82,5 años de media, 78,9 para los hombres y 84,9 para las mujeres. Las sucesivas conquistas de una mayor esperanza de vida han propiciado el aumento acelerado de la población anciana, con más de 65 años, que en España hoy alcanza a ocho millones de personas.
Otra manifestación del envejecimiento es el crecimiento de los octogenarios, que ya son más de 2,2 millones de personas y de los centenarios, que en el censo del 2001 eran 4.000 y hoy pasan de los 8.000. Este hecho, muy positivo a nivel individual, no lo es tanto a nivel social, pues acarrea serios problemas económicos, socio-asistenciales, demográficos y culturales, tales como: aumento de la población pasiva dependiente, aumento de gastos asistenciales y médico-sanitarios, predominio de una mentalidad conservadora, pérdida de calidad de vida.
Esta nueva situación socio-demográfica exige políticas sociales que rompan con la asignación clásica de actividades estancas para los distintos grupos de edad: educación para la infancia y juventud, trabajo para la edad adulta y descanso para la ancianidad. Hoy habrá que redefinir el concepto de descanso y llenarlo de contenido para ocupar de forma activa ese espacio que va desde los 65 años hasta los 82 y más años, que tiene el español de vida media o esperanza de vida.
Pero ¿qué es el envejecimiento activo? Tenemos que decir que no existe un único modelo de envejecimiento activo. Analizando distintos trabajos de organismos internacionales, se pueden encontrar varias definiciones. Por ejemplo, la Comisión de las Comunidades Europeas entiende por Envejecimiento Activo el modo de adoptar estilos de vida saludables, trabajar más tiempo, jubilarse más tarde y mantenerse activo tras la jubilación, lo que supone aumentar las posibilidades para una vida mejor. La Comisión Europea de Empleo, ante el envejecimiento demográfico y la mayor esperanza de vida, defiende que la finalidad de las políticas de envejecimiento activo debe ser alargar el período laboral.
Habría que motivar a los trabajadores para permanecer activos por más tiempo, optar por una jubilación más tardía para así poder reducir los costes de las pensiones, conseguir algún ingreso extra y obtener una mayor aportación a la sociedad. Sin embargo, para la OMS el envejecimiento activo es un «proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen» (OMS, 2002: 79). La OMS hace referencia a la participación de los mayores en las cuestiones sociales, económicas, espirituales y cívicas. Las personas que se jubilan, que están enfermas o que son dependientes, pueden seguir colaborando activamente y siendo útiles a sus familias y a la sociedad en general. Para la OMS la clave del envejecimiento activo está en poder seguir ejerciendo un papel activo del modo que sea y allí donde se viva. Sólo se puede envejecer bien si se participa, si se contribuye. La solidaridad, dar y recibir de manera recíproca entre individuos, así como entre generaciones, es el principio más importante del envejecimiento activo (OMS, 2002:79).
Hoy se considera que la educación es uno de los factores que más contribuyen a la participación social y a conseguir un envejecimiento activo. En los siglos XIX y XX se consiguió la generalización de la educación para el conjunto de la población, independientemente de su condición social, procedencia, sexo o raza; pero se pensó en la educación referida a los años de formación, entendiendo por años de formación la infancia y juventud. Ahora y a lo largo del siglo XXI ha de conseguirse la definitiva socialización e institucionalización del derecho a la educación a lo largo de toda la vida. (Life-Long- Learning and Life-Wide- Learning). En una sociedad post-industrial, profundamente tecnificada y en continuo cambio, como es la nuestra, resulta cada vez más necesaria la educación permanente a lo largo de la vida para todo el que quiera evolucionar al unísono con la sociedad, pero se convierte en una necesidad apremiante para las personas mayores, generalmente más expuestas a la marginación social y al aislamiento, si no quieren quedar ancladas en el pasado y al margen de la sociedad. «La educación sin límites temporales ni espaciales se convierte entonces en una dimensión de la vida misma» (Informe Delors, 1996). Por ello, podríamos decir que la educación de los mayores es una condición necesaria para el desarrollo pleno del individuo y para un envejecimiento activo.
Después de este breve recorrido por los conceptos de envejecimiento demográfico y envejecimiento activo, podemos concluir que el Consejo Europeo, con la declaración del 2012 como Año Europeo del Envejecimiento Activo, invita a toda la sociedad a tomar conciencia de la nueva realidad europea: el envejecimiento acelerado de la población, y a buscar soluciones para que el logro de vivir más años sea una oportunidad para seguir activos y no un problema para la sociedad. Ante la mayor esperanza de vida, hoy se están proponiendo muchos modelos de envejecimiento activo: unos se centran en el carácter productivo, económico y social de las personas mayores, otros en asegurar la calidad de vida y la salud de los mayores.
Yo propondría como ideal el modelo propuesto por la OMS, que lo considera como un «proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de asegurar la integración social y la calidad de vida a medida que las personas envejecen». Cada persona tiene que elegir la forma de seguir activo en la sociedad, bien sea manteniendo actividades físicas, culturales, recreativas, sociales, de voluntariado, o bien todas a la vez. Un factor determinante para ayudar a los mayores a seguir activos y disfrutando de todas las oportunidades es la formación permanente, reglada o no. Cuando las personas mayores no encuentren respuesta a sus necesidades por parte de la Administración o de otras instituciones, y esto suele suceder en años de crisis como la que estamos viviendo, cuando ya no puedan ser activos, ni útiles a la sociedad, allí debiera estar el voluntariado de los mismos mayores para ayudar y atender a este colectivo en expansión y en riesgo de exclusión social.
por Prisciliano Cordero del Castillo. Sociólogo
La vejez y la muerte
La vida es un viaje a través del tiempo, y por lo tanto, los seres humanos estamos sujetos al deterioro que va desgastando nuestras fuerzas y nuestra misma existencia. Ese camino forma un circuito humano iniciado en la infancia, continúa con la niñez, la adolescencia, la madurez, la ancianidad y la muerte; es el inevitable viaje que todo viviente ha de enfrentar. De ahí que la vejez sea simplemente una etapa más de la vida; una parte que debe ser vivida a plenitud de las posibilidades que las circunstancias propias de ese estado nos puedan brindar.
Toda circunstancia es el entorno que nos contiene: el otro, el que se encuentra a mi lado; el tiempo, con su carga de achaques, de limitaciones; la mentalidad con la que nos enfrentamos a esas posibilidades, etc. A esto se añade la cultura, el clima espiritual que se tiene en determinado medio ambiente, las ideas que marcan a una época, etc. En relación con esto, los ancianos pueden esperar más o menos solidaridad de sus parientes y semejantes; unos han de mirar a la vejez como un estorbo, como la presencia de unos seres inútiles en quienes no se debe perder el tiempo, y, otros, la han de comprender como un recurso humano más que la sociedad tiene a su disposición. Recurso lleno de sabiduría, de experiencia, de sano consejo, porque ya no tiene interés alguno en acaparar bienes, que sabe ha de dejar en poco tiempo.
En nuestra época, signada por un pragmatismo individualista, la solidaridad, el compromiso con el otro a quien debo servir, está siendo sustituida por: esto me sirve, y esto ya no me sirve; por eso los viejos se están convirtiendo en los prescindibles, y, aún, la molestia de la sociedad, en una humanidad cada vez más deshumanizada, que mira con indiferencia la muerte de centenares o miles de personas en los conflictos sociales y políticos del mundo de hoy.
Y ese es un problema, pues, ante ese espectáculo, el sufrimiento y la muerte de un anciano más ya no conmueve a nadie, porque el valor vida carece del significado que antes tenía: ahí está un ser humano, alguien sostenido por una fuerza interna que lo impulsa a expresarse, a sentir, a comprender al otro y a lo otro que es el mundo y, claro, a ser comprendido; un ser revestido de dignidad, de un valor agregado que únicamente tiene el ser humano; en suma, un hijo de Dios más, como cualquiera de los que poblamos el mundo.
Ahora, al filo del día de los muertos, pensemos en los que viven en la muerte del olvido de los hijos indiferentes; el hermano del cual me acuerdo muy de vez en cuando; el prójimo, que estando a mi lado, no lo “veo” porque no quiero mirar su sufrimiento y, menos, ayudarle a soportarlo. Esa muerte, sí, duele, porque es la muerte de quien vive y se siente muerto ante el otro. El recuerdo y la ayuda más eficaz debe ser la del Estado, organismo encargado del bienestar de todos cuantos viven en su interior.
Como hay una ley para los niños, para los jóvenes, también debe haber una para precautelar los derechos de los ancianos: derecho a una vida digna, a la expansión propia a la edad de estas personas, una ley que proteja su salud física, mental y espiritual, porque todo eso es un ser humano, un organismo que vive en esos tres niveles al mismo tiempo. Debemos evitar el maltrato que suele dárseles en los asilos de ancianos, como se ha denunciado.
Esas reflexiones se me vienen a la mente después de leer el libro del Dr. Raúl Pino-Ichazo: “Senesco, hacerse viejo”, que medita en relación con esta realidad humana.
Las manos de la vejez
Me conmueven las manos de los mayores. Leo en ellas el paso de los años, la impronta del tiempo. En cada surco parece estar grabada la alegría y el dolor. En su piel, en la textura y forma de sus dedos, como las viejas raíces de un árbol, reside una vida. Quizás porque mis padres, los dos, siguen vivos y avanzan en su madurez tocando ya la vejez, quizás, repito, me fijo ahora como nunca lo había hecho en la extraordinaria belleza de lo auténtico que se refleja en la piel madura, curtida, de sus manos, de sus caras, de su cuerpo cada día más frágil.
Amo esta belleza del paso del tiempo que se acepta como es. Amo las manchas en la piel, y la herida en las manos de mi padre, artesano trabajador y humilde que me enseñó a amar mi trabajo, y a cuidar la vida. Y amo las manos de mi madre, aún hoy, yo ya con 43 años, cada vez que me acaricia como si fuera aquel niño chico. Amo lo auténtico que reside en lo viejo y ajado, porque su belleza es telúrica, original, verdadera, real. Y las beso cada vez que les veo porque me sale del alma. Y ahora entiendo porqué besar una mano, cuando sale del corazón, no es sólo gesto de amor, también lo es de respeto, de admiración.
Y amo las manos de la gente mayor que sigue trabajando, cuidando a sus nietos, labrando el huerto, cociendo la sopa, poniendo la mesa, dándose tras toda una vida. En esas manos reside la sabiduría que debemos recuperar. Manos que han tocado tierra, gente y mundo, y que guardan en su piel el recuerdo del amor hecho, del trabajo hecho, de la vida pasada, del dolor superado y el que fue y será indigerible, de momentos cargados de sentido, y de los que nunca lo tendrán. Y doy gracias porque siguen vivas y acompañándonos. Pocas cosas hay en esta tierra que me provoquen un mayor sentimiento de misterio y amor.
Los más grandes dicen: Sí, nosotros podemos
El eslogan que llevó a Barack Obama al poder es un buen ejemplo de “darse poder”. Este concepto heredado de la política de minorías ayuda a Los más grandes a discutir la visión de debilidad con que la sociedad los prejuzga y los discrimina. En esta nota condensamos el trabajo “El poder en la vejez: entre el desempoderamiento y el empoderamiento” del Dr. Ricardo Iacub.

¿Qué es el poder?

La facultad para hacer algo.
El dominio, control o influencia que se posee sobre alguna cosa.
La posesión actual o tenencia de una cosa.
La fuerza, capacidad o eficacia.
La autorización y la autoridad para hacer algo dada o asumida.
El gobierno y dirección de sí y de los otros.

Ya tuviste el poder, ahora nos toca a nosotros

El “desempoderamiento” es una herramienta de control social. La mayoría de las sociedades occidentales, de una forma u otra, han desarrollado un culto a la juventud como la edad de la fuerza y la capacidad. Casi todas las sociedades de producción, consumo y acumulación de capital discriminan al “viejo”. En ellas, las personas mayores experimentan alguna condición de vulnerabilidad porque el espacio vital se transforma en un ámbito de representaciones sociales prejuiciosas. Esa mirada del entorno influye negativamente sobre la capacidad del adulto mayor para resolver y seguir manejándose de manera autónoma.
Ese “desempoderamiento” confirma las propias dudas sobre autonomía operativa y capacidad de toma de decisiones que cada sujeto mayor se plantea al envejecer. Cuando una persona siente que “ya no tiene poder” el efecto es un incremento de ansiedad y amenaza al yo, lo cual puede interferir con la ejecución de tareas intelectuales y motoras. La preocupación por denigración y rechazo social desplaza la atención de las tareas más básicas y puede obstaculizar su ejecución.

En un estudio comparativo sobre capacidad de memoria entre adultos mayores de los EEUU y China (Levy, Langer, 1994), los asiáticos no sólo obtuvieron mejor desempeño sino niveles similares a los jóvenes de ambos países. La cultura china valora a la ancianidad como la edad de la sabiduría. Este “poder dado” ayuda a la vejez porque la posiciona como transmisora de experiencia y conocimientos, rol para el cual la memoria es fundamental.


¡Ya tengo el poder! (preguntale a tus nietos quién dice así)

La palabra empoderamiento viene del inglés empowerment y su significado es: potenciación, apoderamiento. El verbo to empower significa: dar o conceder poder; facultar, habilitar, capacitar, autorizar. Doneland (1995) agrega al dar poder, el “hacer posible”. Myers (1995) sostiene que el empoderamiento es el proceso por el cual ayudamos a la gente a ganar, volver a conseguir y mantener el poder o control sobre sus vidas. El empoderamiento es un ejercicio permanente que realiza O DEBE REALIZAR el sujeto consigo mismo y con los otros.

Para empoderar es necesario desarmar

Empoderar implica deconstruir, desactivar un discurso, en este caso, que la vejez representa debilidad, para volverlo a activar desde las cualidades que los mayores poseen y pueden ser puestas al servicio de todos. Para que la sociedad “crea” que los adultos mayores son sujetos activos con mucho potencial, es necesario que los adultos mayores “se lo crean”

El empoderamiento personal. Supone el desarrollo de la confianza y la capacidad individual, así como deshacer los efectos de la opresión interiorizada.


El empoderamiento en las relaciones próximas. Se refiere al desarrollo de la capacidad de negociar e influir en la naturaleza de una relación y de las decisiones que se toman dentro de ella.


El empoderamiento en lo colectivo. Implica la conformación de un discurso político relativo a las reivindicaciones de los viejos.


Al pianista Arthur Rubinstein, le preguntaron cómo hacía a los 90 años para seguir siendo el concertista número uno y respondió con una clase magistral de cómo se adaptó para no perder ese “poder”.


“En primer lugar de todo el repertorio musical he elegido las piezas que más me gustan y con las que me siento más cómodo (selección). En segundo lugar, practico todos los días las mismas horas, pero como ensayo menos piezas, dedico más tiempo a cada una (optimización). Por último, cuando tengo que interpretar movimientos que requieren de más velocidad en mis dedos de la que puedo conseguir, hago más lentos los movimientos previos a los más rápidos para dar sensación de mayor velocidad en éstos (compensación).”

Europeos viejos, pero activos
Hay 87 millones de europeos mayores de 65 años. Viejos, según la consideración más generalizada en la UE, pero mayoritariamente dispuestos a seguir activos. Eso sí, en contra de lo que se está haciendo en toda Europa, solo uno de cada tres ciudadanos acepta que la edad de jubilación se aumente de aquí a 2030. El empleo a tiempo parcial o las tareas de voluntariado están más en las previsiones. El envejecimiento es una de las grandes preocupaciones para los gobiernos, pero no tanto para los ciudadanos, según una encuesta de Eurobarómetro. La encuesta demuestra que, a medida que somos más mayores, nos vemos con más posibilidades de seguir en activo de una forma u otra. En cualquier caso, la mayoría de los europeos cree que las personas con más de 55 años desempeñan un papel importante en la sociedad. Más del 60% de los encuestados opina que debe ser posible trabajar después de la edad de jubilación y la tercera parte está dispuesta a hacerlo. Aunque la edad de jubilación más extendida en Europa es 65 años, la edad real está en los 61,5 años. Un 42% de los europeos se siente capaz de seguir haciendo su trabajo después de los 65 y solo el 17% está totalmente en contra de esa opinión. De hecho, un tercio de la población quiere seguir trabajando después de la edad de jubilación y hasta dos tercios de los encuestados están a favor de combinar un empleo a tiempo parcial con una parte de la pensión que les correspondería una vez jubilados.
Contra el retraso de la edad oficial de jubilación
En general, los encuestados quieren que se les den posibilidades después de los 65 años, pero no que se les obligue a seguir trabajando. Solo uno de cada tres ciudadanos está de acuerdo con que se aumente la edad de jubilación oficial desde ahora hasta 2030, cosa que se plantean o ya hacen la mayoría de los gobiernos europeos. Únicamente en cuatro países de la UE, Dinamarca, Holanda, Irlanda y Reino Unido, tienen una mayoría de encuestados que apoyan la idea de retrasar la edad de jubilación.
Según los datos de Eurobarómetro para España, el 71% de los encuestados está totalmente en desacuerdo con la idea de que le obliguen a jubilarse después de los 65. También un 71% cree que los trabajadores de más edad no están bien considerados por los empleadores.
Aunque los datos difieren mucho entre los 27 Estados de la UE, otro estudio de Eurostat muestra que la tasa de empleo para las personas de edades comprendidas entre los 60 a 64 años aumentó del 23% en el 2000, al 31% en 2010: y del 50% al 61%, para las personas entre 55-59 años. Con respecto a las estadísticas por países, la participación de los mayores de 55 años en el mercado laboral varió entre el 21% en Irlanda y el 33% en Alemania e Italia en 2010. Con más de 65 años, la tasa de empleo media en Europa baja hasta el 4,7%.
2012 es el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Internacional. El comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, Ladslo Andor, que ha presentado los informes, ha reconocido que el momento de crisis económica «no es el más afortunado para discutir sobre el aumento de la edad de jubilación». Sin embargo, se ha mostrado confiado en que este Año Europeo «sirva de catalizador para movilizar a los ciudadanos, las partes interesadas y los responsables de la toma de decisiones, de manera que actúen y promuevan un envejecimiento activo, y afronten los retos del envejecimiento de forma positiva».
La Universidad de Murcia programa actividades para fomentar los hábitos saludables en los ancianos
La Universidad de Murcia, a través de su Instituto de Investigación en Envejecimiento, realizará durante el 2012, "Año Europeo del Envejecimiento Activo y la Solidaridad Intergeneracional", actividades de formación y divulgación para fomentar los hábitos saludables en las personas mayores.
El programa completo de actuaciones ha sido presentado hoy en el edificio del Rectorado por el director del Instituto, el catedrático de Anatomía Patológica Vicente Vicente Ortega.
El profesor Vicente Ortega comentó que uno de los propósitos fundamentales del Instituto que dirige es concienciar de la importancia de adquirir hábitos dirigidos a un envejecimiento activo y saludable.
Esta cuestión cobra más importancia, explicó el catedrático, si tenemos en cuenta que las previsiones del Instituto Nacional de Estadística para el 2040 apuntan a que el 31% de la población española será mayor de 65 años.
Para cumplir con esta labor de concienciación, el Instituto, en colaboración con el Aula Senior de la Universidad y el Colegio Oficial de Médicos, ha programado un ciclo de conferencias que iniciará el miércoles, 18 de enero, el profesor José Antonio Lozano Teruel con una ponencia sobre "envejecimiento y ciencia" (salón de actos del Colegio Oficial de Médicos, a las 17:30 horas).
El ciclo abordará temas como la actividad física para envejecer positivamente, la atención a la Dependencia, la importancia de una actitud positiva, el envejecimiento emocional, cómo conseguir una alimentación equilibrada, el tabaquismo, la sexualidad saludable en la vejez, la prevención del cáncer y los trastornos del sueño en el anciano.
En lo relativo a las actividades formativas, el vicerrector de Desarrollo Estratégico y Formación, Fernando Martín, presentó el Máster y Doctorado en Envejecimiento y el I Máster en Cuidados Paliativos, que será el primero que se imparta en el sistema universitario español sobre este aspecto del envejecimiento.
Además, el Instituto Universitario de Investigación en Envejecimiento es pionero al impartir un curso de Experto en cuidados de mayores, que ofrecerá en colaboración con los ayuntamientos de San Pedro del Pinatar, Las Torres de Cotillas y Molina de Segura.
En el transcurso del acto, el vicerrector de Relaciones Internacionales y de Investigación Adjunto, Gaspar Ros, dio a conocer el proyecto multidisciplinar del Instituto sobre factores de prevención para la consecución de un envejecimiento saludable y activo.
Se trata, en palabras de Vicente Vicente, de estudiar todos los factores -visual, auditivo, oral, cardiovascular, mental, físico, socio-económico, educativo y ético-jurídico- que pueden condicionar este envejecimiento saludable.
El rector, José Antonio Cobacho, cerró la rueda de prensa elogiando la investigación que se hace desde el Instituto de "uno de los principales problemas de España en particular, y del mundo occidental en general: el envejecimiento y sus múltiples ramificaciones en el ámbito de la salud, la economía, etc.
El Instituto Universitario de Investigación del Envejecimiento, el primero de este tipo creado en España, se compone de un equipo multidisciplinar de 120 investigadores (de 18 centros y 33 grupos de investigación) y 30 becarios.
Llaman a impulsar una nueva cultura de la vejez
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), y especialistas llamaron a impulsar una nueva cultura de la vejez donde se les considere a esta población como verdaderos sujetos de derechos.
La Coordinadora de Gerontología del Instituto para la Atención  del los Adultos Mayores del Distrito Federal (IAAMDF), Ana Gamble Sánchez Gavito, informó que las y los adultos mayores representan el 10 por ciento de la población en la ciudad de México.

El fenómeno demográfico en el Distrito Federal es muy particular en relación con otros estados del país.


“La población aproximada es de ocho millones 813 mil 968 habitantes, de los cuales los adultos mayores representan el 10 por ciento. La esperanza de vida aumentó 40 años más que hace cuatro décadas, la esperanza de vida para las mujeres es de 78 años y la de los hombres es de 73”, resaltó Sánchez Gavito.


Al participar en la mesa “Avances de los organismos participantes en el marco del Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento” reconoció que la violencia, el maltrato y el despojo, hacia los adultos mayores son una constante que no se ha logrado eliminar, lo que se ve reflejado en la cantidad de denuncias.


Ana Gamble Sánchez Gavito enfatizó que los derechos humanos no caducan con la edad, y se debe luchar por ellos de igual manera, ya que los adultos mayores son un sector que se encuentra vulnerable ante la frecuente violación de sus derechos.


En tanto, la responsable de la Unidad de Investigación  Gerontológica del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores de Hidalgo, Nancy Beltrán Castillo, mencionó que en esa entidad hay 250 mil 715 adultos mayores, lo que representa el 9.4 por ciento de la población total, cifra que aumentó 0.07 ciento en los últimos cinco años.


Haciendo una prospectiva, apuntó, se prevé una situación difícil  para el estado de Hidalgo, ya que en el 2030 la población de adultos mayores representará cerca del 20 por ciento del total de habitantes.


Señaló que si se pretende tener una igualdad en materia de derechos humanos para toda la población se deben hacer políticas públicas diferenciadas que incluyan a los municipios marginados, a las regiones rurales e incluso aquellas que no tienen marginación.


Beltrán Castillo recalcó que lo que busca en la entidad es promover la independencia del adulto mayor y su participación en las actividades familiares, en la comunidad y en la sociedad a través de los sectores económico, político, cultural, recreativo y deportivo, entre otros.


Un dato alarmante, enfatizó, es que mientras en el Distrito Federal se cuenta con mil 200 educadoras, en Hidalgo, contando el personal administrativo sólo alcanzan la cifra de 131 personas que atienden a toda  la población de adultos mayores del estado.


“Esto enfatiza más la desigualdad que existe en materia de políticas públicas en el país, ya que los recursos económicos, materiales y humanos no son los mismos para todas las entidades”, finalizó.


Fuente: El Punto crítico.com

Disponible en: http://www.elpuntocritico.com/ciudad/30417-llaman-a-impulsar-una-nu...
Sigo echando raíces y retoñando
..Jaime Angulo Bossa
Creí que la vejez era la vejez, la decrepitud física del ser humano, la desmemoria; la vacilación al caminar, el lápiz caído de los dedos que ya no pueden sostenerlo, el desgano total, la abulia ante el sol que ya no alegra sino quema y la noche que de larga parece haber perdido su mañana, el desamor sexual y la ruina espiritual; y la tendencia a convertir en silencio los murmullos de la dentadura gastada y las encías cerradas, huellas de la vida masticada en la fábrica como jornalero de hambres o en el surco como campesino sin amaneceres. Ahora viejo como estoy, descubrí que no, que las arrugas, manos vacilantes y músculos flácidos sin fuerza para levantar la nada, pueden ser la llegada no al final del camino calendar ni al recodo sin salida, ni al abismo insondable, ni tampoco al rejuvenecimiento de que hablan envanecidos científicos, sino al “enjuvenecimiento” de que cierta vez gramaticalmente atrevido me pronuncié refiriéndome a la conciencia después de oír al decrépito machetero cantarle a su olvido   canciones de vida nueva guardadas en la edad de su piel.
Saqué del diccionario de las palabras inexistentes que cargo invisible bajo la axila fatigada y debajo de la almohada, la prueba dialéctica de que así como los seres envejecemos igualmente “enjuvenecemos”, que así como el cabello blanco a muchos anuncia que la decrepitud en él encerrada surge desde adentro, otros lo ven como las luces nacidas de la inteligencia y el progreso humanos acumulados sabiamente en los lápices que usó para escribir, los cuales les otorgan nueva sabiduría, o como la quebrada existencia que no quiere irse asida temblorosamente, pero viva, a la invisible parálisis de las piernas cansadas de caminar. No es fácil a veces comprender cómo de anciano los ojos brillan más, cómo de longeva la conciencia es más luminosa y sólida, como lo que antes era incertidumbre, pasmo, asombro, ahora se halla cristalizado, transparente, dejando ver la belleza de creencias ya formadas, de convicciones alineadas como soldados preparados para asaltar y vencer a dictaduras carnavalescas que se disfrazan de democracias y lo peor, logran ser creídas como tales por la opinión gracias a la propaganda mediática que las acompaña como música de fondo y de poder.
Lo único que tal vez el anciano no sabe es lo que pasa fuera de su conciencia traslúcida, dentro de sus órganos vitales y su sangre cansada, de sus descalcificados huesos y noches desveladas, de sus días no sudados y de su desinterés frente a los caprichos tecnológicos de la modernidad representados en el pequeño avión de acero y viento portador de males. De pronto alguna enfermedad mortal camina entre sus vísceras, dentado infarto amenaza con destrozar al viejo corazón que le da vida y cáncer asesino nace de su hígado o riñones abriendo con sus garras pútridas las rutas de la muerte. Lo único puro y sano en él es su pensamiento, su breviario mental, las creencias que motivan su existencia y su agonía, que en mi caso es la izquierda inmortal tatuada en los pliegues de mi conciencia.
Entonces el viejo dijo: más allá de los males que sufro y de la virtud de pensar en la izquierda amada, juro que de ese lado moriré para revivir luchando, echando nuevas raíces y retoñando rojas auroras.
Un cambio en la demografía mundial supone una oportunidad única para aprender más sobre el envejecimiento
En los últimos 20 años se han producido considerables cambios en la demografía, la economía, y la sociedad en todo el mundo, con importantes implicaciones para el estudio del envejecimiento. En todo el mundo, la gente vive más, goza de mejor salud y emplea más tiempo en la jubilación activa. Estos cambios tienen considerables implicaciones en la viabilidad financiera de la seguridad social y el sistema sanitario de cada país industrial así como en la mano de obra y las estructuras familiares de todo el mundo.
De acuerdo con un nuevo informe publicado por un panel del Comité de Población del Consejo Nacional de Investigación, el hecho de que en todo el mundo estén teniendo lugar estos cambios, proporciona a la comunidad investigadora internacional una ventana abierta para aprender algo más sobre el proceso de envejecimiento y su efecto en la política pública y proporciona además un terreno fértil para el fomento de la investigación internacional que permitiría a los países saber más de los éxitos y fracasos de cada uno.
Es este nuevo informe titulado "Preparación para un mundo que envejece: caso para la investigación internacional" ("Preparing for an Ageing World: The Case for Cross-National Research"), el panel subraya un enfoque internacional en cinco áreas principales de investigación: trabajo y jubilación, ahorro y el patrimonio, estructuras familiares y transferencias intergeneracionales, salud y discapacidad, y bienestar. El panel ha presentado su informe hoy a un público de expertos internacionales y comités políticos durante la reunión patrocinada por la Comisión Europea y celebrada en su sede en Bruselas.
Mientras que el tamaño de la población vieja ha crecido durante siglos, el siglo XXI promete mejores condiciones para la vejez en países de todos los niveles de desarrollo socio-económico. Tan sólo en el año 2000, el balance neto de la población vieja del mundo ha aumentado en 750.000 cada mes y se espera que para 2030 este crecimiento neto se acelere hasta llegar a los 2 millones al mes.
A medida que vayamos adentrándonos en el siglo XXI, los países del mundo industrializado se enfrentarán a un crecimiento más lento de su mano de obra, mayores demandas de sistemas de asistencia sanitaria con mayor número de personas discapacitadas y con mayor edad, y aumentos potenciales de la pobreza, lo cual podría aumentar la tasa de viudedad. Debido a que todos los países se encuentran en diferentes fases de su transición hacia una sociedad vieja estable y a que poseen también diferentes programas sociales, los países pueden aprender mucho los unos de los otros a medida que se adaptan a los cambios en las estructuras de la edad de la población. El panel ha identificado las áreas principales en las que es necesario avanzar para alcanzar el máximo beneficio de la investigación internacional que incluyen las siguientes:
* Participación de la mano de obra: el retroceso de la participación en la mano de obra de las personas mayores en muchas partes del mundo es una de las dramáticas tendencias económicas de las últimas cuatro décadas. Según ha señalado el panel, la recolección más sistemática de información en la dinámica del trabajo y la jubilación ayudaría a los investigadores y políticos a comprender como programas como el de la jubilación afectan a las decisiones de los trabajadores individuales. Llegar a este entendimiento requiere la evaluación de los efectos de incentivo de las provisiones de los programas de jubilación, que, a su vez, dependen ambos de las provisiones y de la situación personal de cada trabajador, el estado civil, y otras circunstancias familiares e individuales.
* Salud: A medida que envejece la población de los países industrializados y los países más desarrollados, la demanda social y económica de las personas, familias, comunidades, y países irá creciendo, con un impacto substancial en los sistemas de asistencia médica y sanitaria formales e informales y en la financiación de los servicios médicos en general. De acuerdo con el panel, la investigación internacional puede fomentar la creación de mecanismos de evaluación que a menudo podrían no ser viables en algún país debido a la homogeneidad de las prácticas médicas y las culturas administrativas. Esta investigación puede también proporcionar una serie de observaciones de cambios en el tiempo y, quizás, indicaciones previas de las nuevas tendencias médicas.
* Estructuras familiares: las fuerzas demográficas que ayudan al envejecimiento de la población, también transforman la estructura de la familia. Con una disminución en las tasas de fertilidad y mortalidad de las personas mayores, el número de generaciones vivas dentro de una familia aumenta mientras disminuye el número de parientes de la misma generación. Se espera que el crecimiento de la población vieja tenga un efecto en la manera en que las familias ahorran para el futuro. Sin embargo, los investigadores necesitan comprender mejor las decisiones de ahorro personal e inversión y cómo estas decisiones influyen en la política.
El trabajo de este panel ha sido financiado por el Instituto Nacional del envejecimiento y la Fundación Rockefeller. El Consejo Nacional de Investigación es el principal brazo operativo de la Academia Nacional de Ciencias y la Academia Nacional de Ingeniería. Se trata de una institución privada, sin ánimo de lucro, que aconseja sobre las cuestiones científicas y tecnológicas en el Congreso.
Este estudio "Preparing for an Ageing World: The Case for Cross-National Research" está disponible en la página de National Academy Press, http://www.nap.edu

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