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martes, 13 de noviembre de 2012

Por qué transparentar la docencia, ahora más que nunca

Autoras/es: José Luis Castillo
(Fecha original del artículo: Octubre 2012)
En España hay un problema de formación. Y un problema de percepción de la formación. Se suman ambos. Y nos abocan a tardar de salir de nuestra crisis y a caer pronto en la siguiente.
El problema de formación consiste en que tenemos una educación concebida como una carrera de obstáculos en la que la gente se va cayendo. Intencionalmente. De modo que al final te queda una poca gente. Eso hace que el grueso de la población quede expuesta a cambios en las condiciones económicas, con poca capacidad de adaptación ante la innovación, condenada a puestos de trabajo poco remunerados por requerir poca preparación y, por tanto, con gran competencia, con mucha gente que los demanda y no tanta que los oferta.
Y eso no es solo una condena para la gente. Es una condena para un país. Entero. Porque la innovación, proceda de empresas o de servicio público, dispondrá de poca gente disponible para esos empleos nuevos. Y las empresas no lograrán triunfar y el servicio público que se podría ofrecer no lo hará. Y las políticas de empleo no favorecerán su creación porque tendrían poco impacto en el paro. Creando un círculo vicioso.

Abandono escolar
Fuente: El País
Este, del 25% de abandono temprano de la educación, es un indicador que hay que cambiar. ¿Pero basta hacerlo facilitando el logro del título? Nooooo…. Esa sería una trampa peor. A corto plazo daría la impresión de haber mejorado. Incluso habríamos mejorado porque no se filtraría tanto a la gente en los puestos de trabajo que requieran la formación que representa el título. A largo seguiríamos en el mismo sitio. Incluso peor. Porque nos habríamos quedado sin un indicador. Habría gente que no sabría lo que el título dice que sabe, y no seríamos conscientes de ello.
¿La solución? Por parte de la Administración, la Educación Permanente. Debería ser la gran estrella del servicio público. Y no solo orientada a arreglar el destrozo que la Educación Ordinaria hace (ese 25% de abandono…). Que también. Destinada a que cualquier persona pueda mejorar su formación inicial. La educación no es un servicio público que se presta a niñas y niños, no… Pero… Pero parece que a la Administración le cuesta entender la importancia de la Educación Permanente. Que le cuesta ampliar su foco de la población infantil y juvenil a toda la población.
Ahí entramos los docentes. Transparentando lo que hacemos en el aula. Aportando. En blogs, en twitter, en G+, en donde sea. Para que pueda servir a cualquiera, en cualquier lugar, en cualquier momento. Creando una red de formación informal e invisible de la que cualquier persona pueda hacer uso. Alimentando esa red con nuestra experiencia de aula. Y creando entornos para que el alumnado lo haga también. Que comparta sus procesos y productos. Para mejorar ellas y ellos, claro que sí. Pero para ayudar a otra gente que en estos momentos no esté en el sistema educativo. Facilitando tanto como podamos lo que sabemos a otras personas. Compartiéndolo. Creando inteligencia colectiva.
Esto es algo que no se traducirá en títulos inmediatamente, claro. ¡Es informal! Pero sí que alguien puede incluir en su bagaje, en su portafolio, nuevos “yo sé esto”. Es verdad. No tendrá un papel que lo demuestre. Pero sí podrá evidenciarlo, si se lo permiten. En ausencia de un título sí estará el conocimiento. Y también estará ahí, disponible para cuando pueda y quiera convertirlo en un título.
De verdad que creo que es un momento para que, si estás haciendo algo en el aula, lo cuentes. Y fomentes que lo cuente tu alumnado. La transparencia docente que puede cambiar un país.
Es la única manera de solucionar lo que la Administración intenta, pero aún no sabe cómo… Y sí, se puede.

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