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jueves, 4 de octubre de 2012

Ante la nota publicada por el diario Perfil en su edición del 29/9. Réplica

La derecha siempre va a atacar escupiendo veneno, tergiversando. Es su trabajo. Y sobre todo, es la única alternativa que tiene, cuando no puede dar (o la dio y fue insoslayablemente humillada) una discusión política. Los medios, portavoces ideológicos de esa derecha, apuntan sus armas contra aquello que cuestiona lo que para ellos es palabra santa. Esto fue, es, y será así. Pero no por esto debemos permitir que se salgan con la suya. En su edición del 29/9, el diario Perfil (harto conocido por su línea derechista) se ensañó con Sofía Devita, compañera de nuestra agrupación. Nos tomaremos el tiempo de contestar a las bajezas y mentiras allí manifestadas, con toda humildad, pero también con contundencia.

Para empezar, la decisión de viajar a Venezuela hacia estas fechas no fue sólo de Sofía, sino de toda la agrupación. La visita fue planeada orgánicamente casi desde principios de año, y las luchas surgen cuando lo impone el ánimo de lucha de las bases. La superposición fue fortuita, y en parte propiciada por la negativa del Ministro Bullrich a entablar un diálogo con el estudiantado. Por otra parte, la compañera reúne sobradas cualidades; tanto para la lucha estudiantil en la capital, como para representarnos en el interesante proceso que se vive en Venezuela. Al mismo tiempo, nuestros compañeros que llevan hoy en día la lucha contra el cambio curricular devastador e inconsulto de Macri, están igualmente capacitados para el rol que les toca. Ella se reincorporará al proceso en cuanto regrese.
Perfil dice que Sofía "suspendió la lucha para ir a Venezuela". No esperamos que la derecha lo entienda, pero les contestamos: apoyar procesos populares de países hermanos no es suspender la lucha. Es continuar la lucha. La compañera irá en representación de un colectivo político, armada de su experiencia de lucha contra el neoliberal Mauricio Macri, a aportar desde donde se pueda en una contienda muy importante. En Venezuela no son dos candidatos presidenciales lo que está en juego: son dos modelos de país contrapuestos, por ende, dos modelos educativos antagónicos. Detrás del maquillaje progresista que adopta Radonski, los paralelos con Macri son notables. Citemos al mismo Perfil para ilustrarnos: "El PRO de Mauricio Macri enviará como emisarios a la elección de Venezuela a los diputados Gabriela Michetti y Federico Pinedo. La oposición venezolana, liderada por el candidato Henrique Capriles Radonski, incluso invitó al jefe de Gobierno porteño, pero Macri declinó el ofrecimiento. (…) Semanas atrás, el macrista santafesino Miguel Del Sel ya había estado en Venezuela para dar su apoyo al antichavismo. En febrero de este año, PERFIL informó sobre los vínculos de amistad que el PRO y Primero Justicia, de Capriles, mantienen desde hace cuatro años." Ah, entonces no somos los únicos que tenemos los ojos puestos en aquél proceso.
¡Horror, viajan a Venezuela a apoyar a Chávez! Nuestra agrupación se encuentra en el capítulo argentino del ALBA de los movimientos sociales, esto es conocido en el ámbito militante y no lo ocultamos, por el contrario. Lo que estamos apoyando cuando nos posicionamos a favor de Chávez, es la cantidad de conquistas que el pueblo Bolivariano ya asumió como propias. Entendemos que cuando las masas lo adoptan, un proyecto político se transforma en proceso político, y en este caso con enormes avances para bien de la gente. Hablamos de mejoras nunca antes vistas en la distribución del ingreso, estatización y nacionalización de estructuras claves para el desarrollo sustentable del país, política internacional de solidaridad y apoyo a gobiernos progresistas en pos de una visión latinoamericanista antiimperialista, misiones gubernamentales que mejoran la calidad de vida de la población en muchísimas formas, etc., etc., etc.
Con un dedo acusador, la llaman kirchnerista, es decir, nos llaman kirchneristas. En el auge de polarización que proponen los medios contra el Gobierno Nacional, hay un claro discurso que penetró en la cabeza de los caceroleros con abrigos de piel: "Argentina se está convirtiendo en Venezuela". A esto le contestamos: Si esto fuera cierto, probablemente seríamos kirchneristas. Pero no es así. Aunque apoyamos críticamente las medidas progresivas que lleva a cabo el Gobierno, existen muchos elementos que alejan a la Argentina de hoy de la República Bolivariana. La ley antiterrorista, la no ruptura con la federalización menemista que abre paso a la megaminería, y enormes diferencias en cuanto a las áreas de salud y vivienda, son algunos de esos elementos de clara diferencia. Particularmente en el ámbito educativo, en Venezuela, el PBI destinado a educación excede el 20%, y la descentralización aparece como una necesidad para llegar a todos los territorios y generar oferta educativa en cada barrio. De esto, mediante las misiones, tiene pleno control del Estado. En cuanto a la situación de Argentina, hay que resaltar, que si bien se aumentó en este Gobierno el PBI destinado a educación hasta llegar al 6%, dependiendo la jurisdicción o la provincia, los fondos educativos se desvían al sector privado, o hacia otra esfera, o bien se subejecuta, sin presencia fuerte del Estado como garante y regulador. Es decir; todavía quedan bastante arraigados ciertos elementos de los 90's neoliberales. Basta mirar la situación de los colegios en Chaco, Formosa, Salta, Jujuy, y ni siquiera hace falta ir tan lejos: en la misma Provincia de Buenos Aires, las condiciones en la que se encuentran las escuelas es muchas veces igual o peor que en los establecimientos de la Capital, bajo gestión macrista. No, no somos kirchneristas. Pero a esos diarios, tan prontos a poner etiquetas, les aclaramos: tampoco salimos a golpear cacerolas, como los que, apoyados por los grandes medios de la "desinformación", salen a vociferar denuncias poco claras y sólo hacen pie en el argumento del "cepo cambiario" para quejarse contra una supuesta falta de libertades.
Para ir cerrando, y en relación a otras líneas con las que ataca Perfil: el viaje de nuestros compañeros está bancado a pulmón, sin la ayuda de ningún ente, ni de la embajada, ni nadie. Tampoco consideramos que esté mal que organizaciones sociales viajen con apoyo institucional. Pero en nuestro caso, fue un esfuerzo que se hizo por la convicción de aportar desde nuestro humilde lugar, a la causa del pueblo venezolano, por todas las razones antes mencionadas.

Contra la voz viborezca de los medios, la lucha en la Capital continúa desarrollándose a la perfección. El movimiento secundario le demuestra a Perfil que se equivoca en subestimar la combatividad del estudiantado, o reducirlo a una sola persona, cuando promete 10 colegios más para esta semana. Y así construimos nuestra propia voz: "Cuidado señor, buscan que la educación sea para unos pocos privilegiados". "Cuidado señora, quieren robarnos el futuro".
No se puede responder a todo cuanto dicen los diarios, radios y programas televisivos que horadan la cabeza de la gente con la voz del amo. Pero de a poco los adjetivos que rabiosamente arrojan hacia la juventud van perdiendo peso y llegada en la gente. ¿Vagos? Todas las tomas tienen talleres, charlas debate, actividades culturales y clases de apoyo. ¿Un grupito de diez o veinte zurditos? Todas las tomas se deciden por asamblea o voto por cursos, con la participación de todo el colegio, y por mayoría, democráticamente. ¿Que estamos perdiendo clases? ¿No será porque prohibieron a los profesores, mediante una directiva del Ministerio de Educación porteño, dar contenido alguno relacionado con los programas escolares? Lo que perdemos en clases, es culpa del Ministro de Educación Esteban Bullrich. Pero además, este es el costo que elegimos pagar, frente a un panorama que promete títulos chatarra. ¿Seguir como si nada? ¿Y después quién le devuelve el contenido a nuestra educación? ¿Quién le devuelve el futuro a las generaciones que vienen detrás? Nombren en cualquier proceso histórico una sola conquista, un solo derecho adquirido por el pueblo que no se haya logrado con sacrificio. Nosotros seguimos investigando.
Se les acaban los argumentos, les cuesta cada vez más imponer el concepto del joven sin rumbo… Por eso, no debemos contestar el veneno que escupen, con más veneno. Aquella bronca, sale de la impotencia, del saber que el tiempo de los intolerantes se está acabando, y se acerca el nuestro.



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