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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Maestros: expresión, participación y castigo

El macrismo y la educación
Autoras/es: Natalia Stoppani*
En el discurso ministerial, la educación se define como un servicio y no como un derecho.
(Fecha original del artículo: Septiembre 2012)**
La decisión de separar a maestros, directivos y auxiliares de una escuela pública tomada por Mauricio Macri y su ministro de Educación intenta legitimarse con argumentos inadmisibles para quienes defendemos un modelo educativo democrático pero plenamente consistente para quienes, como las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires, han demostrado ampliamente su talante conservador y represivo.

En lo que va de 2012, el Ministerio de Educación resolvió el envío de un cuestionario del Ministerio de Seguridad porteño a las escuelas medias de la Ciudad donde se les consultaba a los estudiantes, entre otras cosas, preguntas referidas a si habían robado alguna vez o si rompieron los autos de algún profesor en alguna oportunidad. En una dirección convergente, se procedió a la prohibición de la lectura y  uso de El Eternauta de Oesterheld, reforzando esta impugnación con el anuncio de una línea telefónica nueva para que se denuncie lo que ellos definieron como "intromisión política" en las instituciones escolares. Hoy han superado los límites imaginables en democracia al proceder a la separación de seis miembros de la escuela N° 3 del D.E. 18 por haber dramatizado, filmado y difundido una parodia del ministro Bullrich y el jefe de gobierno en un acto escolar.
Ante el video mencionado, el ministro Esteban Bullrich mediante la Resolución Nº  2711/2012, resolvió la separación de los cargos de maestros, directivos y un auxiliar, con los argumentos de que la dramatización realizada por esos actores fue una "…representación disvaliosa de las imágenes del Sr. jefe de gobierno y del suscripto". Abunda señalando que "…la situación analizada, ineludiblemente, reviste una gravedad institucional insoslayable por cuanto los máximos responsables de velar por el servicio público de Educación han permitido que los alumnos se vean comprometidos en una situación de neto corte político, que incluye la 'dramatización' que reproduce un claro desprestigio de las autoridades que resultan superiores jerárquicos de los mismos."
En el discurso ministerial, la educación se define como un servicio y no como un derecho a la educación y se arguye como causante para la sanción una supuesta falta de conducta frente a la crítica que se expresó a través de una expresión teatral. Resulta preocupante que en base a calificativos como "disvalioso" se separe del cargo a maestros. Quienes, como Macri, se desgañitan hablando de diálogo y democracia replican a la crítica con una sanción impensable en contextos de vigencia de la Constitución Nacional. La calificación de "disvalioso" remite a aquello que no merece ser ni siquiera tomado en cuenta, es decir, que se menosprecia y pretende expresar una presunta "objetividad" donde la crítica queda del lado de la impugnación moral y el castigo brutal del lado de una muy particular concepción de "justicia".
Los argumentos empeoran cuando se afirma que la dramatización posee un alto contenido político, como si la impugnación frente a esa crítica expresiva y contundente fuese apolítica, neutral, incuestionable. La posición de Macri y de Esteban Bullrich es eminentemente política, y más precisamente responde a una política autoritaria, represiva y criminalizante. Esta es, cabe consignar, una verdadera clase práctica de política conservadora. ¿Será aceptable únicamente aquello que expresa sólo la forma de pensar de quien pretende uniformizar el discurso? ¿Dónde está el diálogo que tanto se proclama?  ¿Separar a los maestros o descontar los días de paro no es una forma de pretender un discurso único? ¿Si el problema es la bajada de línea de sólo una mirada política, cuáles son los ejemplos en los que el macrismo abre el juego y los debates sobre política educativa?
La estigmatización de la juventud y de los espacios públicos como la escuela, viene siendo un caballito de batalla que el macrismo lleva a cada medida que toma, sembrando temor y colocando sanciones ejemplificadoras de tipo dictatorial y autoritario.  Vale recordar el intento de colocar cámaras de seguridad en las escuelas, el pedido de listas de estudiantes, el intento de instalar oficinas de la policía metropolitana en Puerto Pibes y el memo por el que se le prohibía a los docentes hablar en los medios, como otras decisiones aplicadas en los primeros años de la gestión macrista y que ahora es menester leerlas como la antesala del ataque cada vez más claro contra la escuela pública.
Las medidas enumeradas tienen un hilo conductor común: se trata de decisiones que vinculan la denuncia, la criminalización, el señalamiento y el castigo con las prácticas participativas y de libertad de expresión en la escuela  pública.
Y esto, a su vez, se debe leer en el marco de todo un proyecto político más general que se ocupa sistemáticamente de colocar a la escuela pública como un espacio de “mala calidad” educativa, liderado por docentes vagos que hacen paro por cobrar poco y  destinado para pobres que, como no tienen dinero para pagar una educación mejor, terminan en la escuela pública.
En lugar de pensar a la escuela como un espacio en que es bienvenida la diferencia y la diversidad, el macrismo otorga computadoras con serios condicionamientos a los estudiantes de países hermanos; en lugar de promover el debate, la participación, el intercambio de opiniones y la formación de espacios como centros de estudiantes, el macrismo pide los nombres de quienes toman las escuelas o quienes realizan prácticas políticas; en lugar de generar espacios de reflexión serios entre los docentes o momentos de participación en el gobierno de la educación, el macrismo los expulsa o les acalla la libertad de expresión; en lugar de abrir escuelas y enarbolar la bandera de una escuela pública que sepa integrar e incluir, que sea la escuela de todos y para todos y que sepa garantizar el derecho humano a la educación, el macrismo no construye escuelas, cierra grados, fusiona cursos y aumenta el subsidio a las escuelas privadas.
¿Cuáles son los límites a este tipo de medidas? ¿Esto es lo que queremos para nuestra Ciudad? 

*Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
**Publicado en Tiempo Argentino, disponible en http://tiempo.infonews.com/2012/09/01/editorial-84789-maestros-expresion-participacion-y-castigo.php (sitio consultado el 12-09-12) 

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