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martes, 18 de septiembre de 2012

CULTURA, PODER Y VIDA COTIDIANA. VI: 5. La industria de la cultura y la masficación de los medios de comunicación

Autoras/es: Stella Maris Torre   
(Fecha original del artículo: Septiembre 2002) 

El texto de Adorno Prólogo a la Televisión presenta el fenómeno de la homogenización cultural producido a partir de la masificación de los medios de comunicación.
a)    Tomar nota de las principales ideas que Adorno desarrolla respecto de la “industria de la cultura” en el análisis que proporciona en su texto. Para ayudarnos a realizar esta tarea de síntesis, señalamos algunas de las afirmaciones que aparecen en el texto:
·                    El propósito de la Industria de la Cultura es fomentar la tendencia a deformar la conciencia del público.
·                    La televisión integra, junto con los otros medios de comunicación masivos, el esquema de la Industria de la Cultura.
b)   A partir de la síntesis que hemos elaborado, intentemos dar una explicación acerca de  porqué Adorno llama industria de la cultura al fenómeno que promueven los medios de comunicación masivos (Quizá nos ayude a pensar esta idea las características de la producción y el consumo de los bienes industriales)?
c)    ¿Cómo analiza Adorno las producciones televisivas y los llamados inventos mediáticos, es decir, aquellos fenómenos promovidos por los medios de comunicación? ¿Cómo analiza y Verón este fenómeno?

a)    Tomar nota de las principales ideas que Adorno desarrolla respecto de la “industria de la cultura”
En la obra de Adorno, fundamentalmente en la Dialéctica del Iluminismo que escribió con Horkheimer se desarrolla el concepto de industria de la cultura.  Calificó despectivamente como tal a lo que en términos generales podríamos calificar como el arte técnicamente reproducido, dentro del cual estaría incluido el cine, el arte pop, la televisión, etc.
Así como es destacable la originalidad de su pensamiento crítico, por otro lado, la especificidad de su relación con el marxismo revela la ausencia total de una relación significativa con la acción social.  En gral., podemos reprocharle que en el refinado cuerpo de su pensamiento se manifestó un distanciamiento excesivo frenta a los problemas vitales y mundanos de la población no intelectual.  Esto no sugiere que toda actividad intelectual deba subordinarse a las exigencias históricas inmediatas o a los problemas ordinarios de los trabajadores, sino destaca que, en algunos casos, la teoría social crítica desarrollada en el marco del Instituto de Frankfurt padece sustancialmente por estar excesivamente alejada de estas realidades.
El concepto de industria de la cultura está ligado a un particular análisis de la modernidad industrial en el que se descartan los logros de la época de la máquina y la sociedad colectivista, mediante el ataque generalizado contra sus formas de vida cosificadas.  El trabajo industrial imponía una repetición incesante de los movimientos (el trabajo automatizado de la línea de montaje) y simultáneamente, los hombre s eran tratados y se trataban a sí mismos como átomos, como objetos intercambiables bajo un régimen represivo de igualdad meramente formal.  Allí radicaba su crítica a la manipulación productivista de la naturaleza, al tratamiento de la naturaleza (física y humana) como objeto de explotación.  La cultura, en este contexto, aparecería como un producto de la sociedad industrial y medio de atomización y cosificación.  Adorno encara su teoría cultural a partir de una sociología de la música, cuya especificidad no tiene antecedentes en el pensamiento marxiano.  Su inmediato precedente es Weber quien la inició, en cierta medida, como disciplina alemana, señalando la gran importancia de la música en la vida cultural de ese país.  Para Adorno; en la música; sobre todo en la de Beethoven hay una promesa de felicidad que se verá turbada por el todo social represivo (aludiendo a la cultura de masas). Además, aunque no lo cite explícitamente, Weber está presente en Adorno a través de su conceptualización sobre la racionalidad instrumental capitalista.  En su teoría el foco se desplaza del proceso de trabajo capitalista a los valores de intercambio comerciales en la sociedad burocrática y consumista del SXX.  En lo que respecta al tratamiento freudiano, Adorno señala la fuerte vinculación de las identificaciones individuales con el grupo y su autoridad con la racionalidad del capitalismo. Al respecto, son de gran importancia sus trabajos sobre el autoritarismo y el exterminio de los campos de concentración nazis.
Verón, en el texto Relato televisivo e imaginario social aborda el tema de la producción televisiva a partir de elementos semióticos.   Más allá de la anécdota en la que hace referencia al teleteatro venezolano, debemos tomar en consideración sus reflexiones relativas a la labilidad del límite que separa la ficción del acontecimiento.  Ello le permite afirmar que, a partir de los medios audiovisuales, no hay reproducción de lo real sino producción de realidad y que tal producción se concreta a través de elementos semióticos, ubicando sus afirmaciones como posiblemente cercanas a las teorías de Pierce y Frege.  Tales teorías se desarrollaron simultáneamente con el advenimiento de la sociedad de masas que interpretaron el sentido a través de un modelo de 3 términos, denominados en Frege signo, interpretante y objeto, en el que ninguno de ellos constituye lo real.  A diferencia de este modelo, el de Saussurre da cuenta del sentido a través de un modelo binario cuyos términos son significado y significante.  Estas reflexiones sólo tratan de superar las dificultades que presenta la complejidad de las expresiones del autor.
Verón alude a la deconstruccion de las categorías tradicionales de la representación, allí donde la socedad de consumo produce lo real.  Tal deconstrucción, tal labilidad entre lo ficcional y lo real se produce, en el ej., del teleteatro, por la resonancia que el relato tiene en el público y que provoca en él ciertas reacciones que expresan un imaginario social, activado por el teleteatro, en acuerdo con las formas en que se produce el mismo.  La observación más relevante es que tal imaginario social no es del orden de la ilusión: es el tejido significante que estructura la vida social cotidiana de los actores sociales.

b)   ¿Por qué Adorno llama industria de la cultura al fenómeno que promueven los medios de comunicación masivos (ver las características de la producción y el consumo de los bienes industriales)?
Las reflexiones de Adorno respecto de la industria de la cultura involucran, en principio, su concepción sobre el arte (ver arriba).  Limitándonos a los términos del texto Prólogo a la Televisión, Adorno afirma sobre la TV que ella es parte integrante del esquema general de la industria de la cultura y que fomenta la tendencia a deformar y captar en todo aspecto la coincidencia de público, operando como síntesis del cine y de la radio.
En relación a la consigna, la respuesta deberá orientarse a resaltar la atribución de la producción de la industria de la cultura al desarrollo de las fuerzas productivas, articulando el análisis con los conceptos de la Carta de Marx a Annenkov, publicada en este blog hace algunos meses.

c)    ¿Cómo analizan Adorno y Verón las producciones televisivas y los llamados inventos mediáticos, es decir, aquellos fenómenos promovidos por los medios de comunicación?
Adorno considera que las producciones de los mass media reproducen la realidad, deformándola con el propósito de manipular.  Tal manipulación está sujeta a los fines de la dominación.
Verón define las producciones de televisión, ya sea que se trate de ficción, como los teleteatros; o de programas de los de actualidad, tales como de noticias, programaciones de los formadores de opinión, etc., como una construcción basada en elementos semióticos (discurso, imagen) que produce lo real, respondiendo a las reacciones de los teleespectadores que expresan el imaginario social.  Así es como la televisión se constituye en un campo de satisfacción de ese imaginario.

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