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domingo, 26 de febrero de 2012

LAS CIENCIAS NATURALES Y LA DIDÁCTICA GENERAL. Tercera parte

Autoras/es: Agustín Adúriz Bravo, María Laura Eder*
(Fecha original del artículo: s/d) 

LA DIDÁCTICA COMO DISCIPLINA CIENTÍFICA
Analicemos ahora el adjetivo con que muchas veces se califica a la disciplina: ¿qué hace que una disciplina sea científica? Aún hoy persiste en el sentido común y en la denominada epistemología espontánea de los docentes gran parte del programa mecanicista que supuso el afincamiento del determinismo más radical en la ciencia: El conocimiento objetivo y verdadero estaba al alcance del método científico y el conseguirlo sólo era cuestión de tiempo; la verdad, como tal, no podía tener matices, cuando se llegaba a ella a través de una correcta descripción matemática se había logrado el conocimiento científico. Lo mismo sucedía con el error, simplemente se consideraba que un conocimiento erróneo no era científico. La verdad de una ley iluminaba la predicción a través de los datos iniciales; en teoría, era posible determinar con rigor absoluto el curso de los acontecimientos. (Luffiego of al., 1994: 89)
Señala Carlos Hoyos Medina (1997) que el término ciencia generalmente se difunde, en la actualidad, en este sentido funcionalista heredado del positivismo: Proveniente de la jerga anglosajona, science alude a sistemas de comprobación por medio de metódicas racionales, lógicamente establecidas. Estas han de operar sobre su objeto, en contrastación empírica observacional, de manera que, estableciendo su regularidad empírica, se pueda inferir su media universal. Todo con plena exclusión del sujeto cognoscente. La ciencia, su método, parecen avanzar por si mismos. Sólo basta cumplir con el requisito de constituirse una proposición que alcance la categoría de enunciado de base, lo demás estará sujeto a la lógica misma del o los modelos ad hoc para su tratamiento (científico). (pp. 30 y 31; subrayado en el original) Las ciencias sociales, según este autor, han sido condicionadas a construir sus objetos bajo el crisol de la experiencia empírica, para de ahí poder derivar el significado, ya sea por verificación (según el positivismo lógico)2, o por falsación (según el racionalismo crítico)3 .
Por su parte, Alicia Camilloni (1994) plantea que: Según ese concepto positivista de la ciencia, ella tiene como meta alcanzar la verdad, y postula como ideal el logro de un conocimiento absoluto de la realidad en sí misma .
Pretende llegar a conocer la totalidad de su dominio. Y, aunque algunos
(...) autores acepten, incluso, que las teorías científicas tienen un carácter hipotético, metas móviles, un camino itinerante y carencial, se descartan siempre de las teorías que son calificadas como científicas todas las implicaciones normativas. En esta concepción, la ciencia es eminentemente desinteresada, en el mismo sentido en que Aristóteles diferenciaba la teoría de la praxis y de la poiesis. (p. 28; subrayado en el original) Hoy, las nuevas visiones acerca del conocimiento científico caracterizan de manera diferente esta problemática. Para Brown (1984), por ejemplo: Lo que constituye el nervio de la ciencia es la investigación en curso, antes que los resultados establecidos. La ciencia consiste en una serie de proyectos de investigación estructurados mediante las presuposiciones aceptadas que determinan qué observaciones se han de hacer, cómo se han de interpretar, qué fenómenos son problemáticos y cómo han de ser tratados estos problemas. Cuando cambian las presuposiciones de una disciplina científica, quedan transformadas también tanto la estructura de esa disciplina como la imagen de la realidad del científico. El único aspecto permanente de la ciencia es la investigación. (pp. 221 y 222) Y Larry Laudan (1986) plantea que: [N]o hay una fundamental diferencia de tipo entre la ciencia y otras formas de indagación intelectual. Todo pretende dotar de sentido al mundo y a nuestra experiencia. Todas las teorías tanto científicas como de otro tipo, están igualmente sujetas a compromisos empíricos y conceptuales. Las disciplinas que denominamos “ciencias” son, generalmente, más progresivas que las “no ciencias”; ciertamente, pudiera ser que las llamemos “ciencias” simplemente porque son más progresivas, más que a causa de algún rasgo metodológico o sustantivo que tengan en común. De ser así, las diferencias que hay resultan ser de grado más que de tipo. (pp. 21 y 22) Estos análisis permiten considerar a la didáctica general como una disciplina caracterizada por su progresividad y por su capacidad para resolver problemas, superando en cierto modo el debate acerca de su carácter científico. Le cabe entonces a la didáctica no ya la discusión sobre su cientificidad, sino la vigilancia epistemológica que le permita reconocer aquellas producciones que son fruto de investigaciones rigurosas (más allá de la utilización de metodologías diferentes) y también aquellas líneas o programas de investigación que son más progresivos, en términos de Laudan, dentro de la disciplina .
En tal sentido, la aceptación de un estatuto de cientificidad para las didácticas y otras disciplinas sociales nos plantea un problema de reconstrucción del modelo de ciencia canónico. Esta reconstrucción ya está esbozada en la
nueva filosofía de la ciencia de los años ‘60 y ‘70, cuyos autores hemos mencionado más arriba, pero puede profundizarse actualmente por medio de los llamados modelos cognitivos de ciencia (Giere, 1992; Adúriz-Bravo, 1999) .

* Centro de Formación e Investigación en Enseñanza de las Ciencias. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires, aula 14, pabellón 2, Ciudad Universitaria. (1428) Buenos Aires, Argentina, e-mail (primer autor): mleder @filo.uba.ar





2 “Era posible demarcar sin ambigüedad el conocimiento científico de otros tipos de conocimiento. Partiendo de proposiciones elementales significativas, o lo que es lo mismo, de proposiciones que hacen referencia a hechos simples y que pueden ser verificadas empíricamente, sería posible construir leyes y teorías científicas mediante combinación lógica de estas proposiciones elementales. De esta manera podría obtenerse un conocimiento probado, es decir, verdadero y objetivo y, por lo tanto, universal. La demarcación entre ciencia y seudociencia consistiría precisamente en exigir que las teorías fueran probadas y verificadas a través de un estudio positivista” (Luffiego et al., 1994: 90) .
3 Popper considera que “la ciencia es simplemente asunto detener ideas y ponerlas a prueba, una y otra vez, intentando siempre demostrar que las ideas están equivocadas, para así aprender de nuestros errores” (Pérez Tamayo, 1993:173) .
 

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