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jueves, 8 de diciembre de 2011

I- Concepciones de salud- enfermedad: 2- Salud- enfermedad en la vida cotidiana. a) Aportes de la historia, la antropología, la sociología y la psicología social. iii. Antropología

Autoras/es: Stella Maris Torre
(Fecha original del artículo: Diciembre 2008)
                      

Laplantine (1993), desde la antropología, afirma que la representación se sitúa siempre en la unión, por un lado, de lo individual y lo social, y por el otro, de tres dominios de investigación: el conocimiento, el valor y la acción. Al definirla, el autor dice que es el encuentro de una experiencia individual y de modelos sociales en un modo de aprehensión de lo real que, contrariamente al concepto y a la teoría que se originan en la nacionalización, tiene siempre una carga afectiva e irracional.. En su opinión, lo propio de una representación es no pensarse jamás como tal y, principalmente, ocultar las distorsiones que ella acarrea, en particular la relación de la enfermedad y lo social, de la enfermedad y lo psicológico, de lo psicológico y lo social. La representación que cada uno se hace de la salud nos permite pensarla impidiéndonos ver aquello que, precisamente, otras representaciones aclaran.
Asimismo, el autor menciona varias aproximaciones metodológicas que permiten elaborar una antropología de las representaciones sociales, en especial de la enfermedad y de la salud en Francia: De tal modo, las representaciones diferenciales pueden estudiarse a partir de:
         Los individuos: su estatus social de los individuos, si se está enfermo o no, si se es profesional o paciente. Es obvio que existen percepciones diferentes, pero puede decirse que los sistemas de representaciones de la enfermedad se construyen a partir de tres polos
o   La enfermedad en tercera persona: adhesión a los “valores de la medicina”, aprehensión fundada en un conocimiento “objetivo” de los síntomas y su etiología, cuya consecuencia es ocultar o relegar la relación de la enfermedad con lo psicológico y lo social (representación relacionada con la “cultura biomédica” señalada, entre otras, en las págs. 5 y 6)
o   La enfermedad en segunda persona: es el enfoque del médico clínico, homeópata, psicòlogo o psicoanalista, pero también por la etnografía
o   La enfermedad en primera persona: sistemas interpretativos forjados por la subjetividad, ya se de los enfermos, o de los médicos.
         Las lógicas de los sistemas etiológicos-terapéuticos, los cuales dirigen nuestras representaciones tanto “populares” como “eruditas”
o   La enfermedad se considera una entidad exógena penetrada por rotura de una barrera en el cuerpo de un individuo, y la curación consiste en la detención del avance enemigo.
o   La enfermedad no es una entidad extraña al enfermo, sino que viene de él y tiene una función valorizada que debe ser descifrada, siendo la curación una actividad reguladora que es alternativa antagónica a los síntomas del enfermo.
         Los modelos epistemológicos para pensar científicamente la enfermedad: el autor distingue tres
o   Biomédico. Fundado sobre lo positivo del método experimental. Aísla las especificidades etiológicas, diferencia los cuadros sintomatológicos, administra las especialidades quimioterapéuticas que combatirán las causales patógenas y harán desaparecer los síntomas.
o   Psicológico, psicoanalítico o psicosomático. Pone el acento sobre los caracteres intrapsíquicos del conflicto responsable del síntoma. No se investiga la etiología del lado del entorno social del enfermo, ni de lado de la componente fisiológica de la enfermedad, tenida en este caso por derivada, pero no original. Es el mismo individuo quien, por la personalidad que le es propia, produce sus propias enfermedades.
o   Relacional. La enfermedad no es pensada como en el primer caso (ser alguna cosa en alguna parte), sino en términos de armonía y de falta de armonía, de equilibrio y desequilibrio en relación al medio. Basado en el análisis del mismo estudio, Farr (1986) afirma que asociada con uno mismo y a una relación armoniosa con la naturaleza, la salud, desprovista de causas, no requiere explicación: se tiene la suerte de haber nacido con una constituciòn y por ello, se goza de una salud floreciente. Por el contrario, la enfermedad debe ser explicada. Es atribuida en gran parte al entorno, al carácter artificial del rito de vida urbano, a una alimentación “no natural” o malsana y a la contaminación, por oposición a la vida en el campo. Sin embargo, por un lado, la medicina moderno ha realizado progresos y, sobre todo, ha aumentado la longevidad humana, pero por otro, paralelamente, la calidad de vida se ha deteriorado. Las personas interrogadas en la ciudad, no ven contradicción entre vivir allí y no estar enfermas. Aquí aparece el papel que desempeñan, en la representación social, las nociones de “malestar”, “depresión” y “fatiga”, correspondientes a un estado intermedio entre la salud y la enfermedad. Así, la salud no es idéntica a la simple ausencia de enfermedad.
         La representación de la enfermedad se nutre en gran parte de una teoría del “germen” pero hay una ausencia casi total de una teoría basada en la culpabilidad, por lo cual la concepción psicoanalítica que considera que el hombre es la fuente de sus problemas, no ha dejado huellas.
         Dichas representaciones pueden explicar algunos fenómenos interesantes como el éxito en el mercado de los “alimentos sanos” provenientes del campo;
         y ayudan a comprender la rápida propagación de las ideas ecologistas (y la explotación que de ellas hacen algunos políticos). La naturaleza ha adquirido una reputación de pureza que, de ahora en adelante, habría que defender contra la contaminación.
Tampoco es pensada como en el segundo (conferirle primacía al polo endógeno de las representaciones). Esta idea de que la enfermedad es un signo de desequilibrio social, la encontramos tanto
         Discursos eruditos y representaciones sociales que se elaboran en contacto con ellos
         Imputaciones inexplicables, exógenas, sociales y relacionales del origen
         Interpretaciones religiosas de la enfermedad, que ponen en evidencia lo que es ocultado por las representaciones inducidas por nuestra biomedicina: el hecho de que una de las dimensiones constitutivas de la enfermedad es su relación con lo social, expresado allí por la intervención de lo sagrado. Este aspecto lo amplia Laplantine:
         En la misma obra, con sus observaciones y análisis de la Umbanda en Brasil.
         En un trabajo posterior, (1999) cuestionando la distinción de un objeto que provendría de la antropología médica y de otro que se originaría en la antropología religiosa, proponiendo una articulación entre ambos modos de conocimiento como sucesivos enfoques de un mismo fenómeno mediante una doble vía diferenciada:

1.       La cuestión del porqué de la enfermedad
         Laplantine, en la última parte de su libro “Antropología de la enfermedad” deja de considerar los procesos etiológico-terapéuticos para preguntarse el porqué de la enfermedad
Las diferentes respuestas
         hacen aparecer una relación estrecha entre salud y salvación
         plantean bajo un nuevo enfoque las relaciones posibles entre el individuo enfermo y la sociedad.
A efectos metodológicos, Laplantine aclara que no existe distinción entre un objeto de la antropología médica y otra de la antropología religiosa, sino que se trata del sucesivo enfoque de un mismo fenómeno mediante una doble vía diferenciada
         En el estudio de las relaciones entre enfermedad-sagrado, medicina-religión, salud-salvaciòn, pueden distinguirse 2 casos típicos
  1. mezcla de lo religioso y lo médico. Medicinas populares. La interpretación religiosa está presenta y se manifiesta y reinvindica por los propios actores sociales. La tarea de la antropología consistiría en no tomar lo que se dice al pie de la letra, sino investigar lo que está oculto: especialmente, las apuestas sociales y económicas de las prácticas y los discursos religiosos vehiculizados y manipulados. Saber mitológico
  2. separación. La función médica, separada de la función religios, asume una autonomía relativo y luego completa, y se convierte en una práctica específica y especializada. Hay un enclaustramiento del pensamiento meídico “científico” en su voluntad de liberarse del pensamiento “no científico”, por un acto de diferenciación entre lo que se origina en la desdicha biológica y lo que proviene de otras desdichas. Asimismo, lo que se llama “progreso” de la “ciencia médico es una emancipación con respecto a las creecias metafísicas, especulaciones filosóficas, y demandas psicológicas, pero también respecto a lo social, en relación con las etiologías sociales que atribuyen a lo religioso las causas presuntas de la enfermedad. El punto de vista de la “ciencia médica” es el informado por el modelo epistemológico biomédico que excluye o absorbe al modelo sociomédico). Saber objetivo
Pero de hecho, coexisten las prácticas puramente “médicas” o puramente “mágico-religiosas”, sino a lo sumo distintos recursos, por lo demás raramente antagónicos. Entonces, la relación privilegiada de la enfermedad con lo sagrado es una consecuencia inevitable de la indefectible relación de la enfermedad con lo social
         Hay varias maneras de poner en evidencia la relación de la enfermedad con lo religioso, expresión totalizante de lo social.:
         3 modos de prácticas simbólicas de promover a la vez la salud del individuo y la salvación del grupo frente a la calamidad absoluta: posesión, mesianismo y utopía.
         Lo sagrado en el interior de las instituciones
         La medicina popular, que devela lo que oculta la medicina positivista

2.       La medicina popular como reveladora de la relación de la enfermedad con lo social por intermedio de lo religioso
         Como reveladora del sentido de la enfermedad
¿Qué es en realidad lo que distingue las terapias oficiales de las populares (o tradicionales?. Lo que caracteriza a las medicinas populares es la estrecha imbricación del
o    Cómo etiológico-terapéutico
o    Un interrogante acerca del porqué
Mientras la intervención médico oficial pretenda suministrar sólo una explicación experimental, las medicinas populares aportan una respuesta integral a una serie de insatisfacciones. Ej: “ir a Saint-Sabin” designa simultáneamente ir a una peregrinación a una cima del Pilat y realizar una serie de votos al protectores, y concurrir a los curanderos “rehabilitadores” de la región.
         Como reveladora de la relación entre la religión y la medicina. La expresión “ir a Sanint-Sabin” expresa que la religión y la medicina populares son una y la misma cosa.
         Como reveladora de la relación de la enfermedad con la sociedad. Hay más aun que el hecho de “ir a Sanit-Sabin”. Al formar una misma expresión, simultáneamente interpretativa del malestar social y del desorden biológico, los habitantes del Pilat y sus alrededores reúnen lo que la ciencia médica, y más tardíamente el saber religioso, c/u por su lado, se han esforzado en separar.

3.       Variantes posibles de la interpretación propiamente religiosa de la enfermedad
         La enfermedad como elección que exalta y enriquece
         La enfermedad-maldición: fatalidad, se atribuye a la naturaleza todopoderosa. Se sitúa del lado de la agresión exógena, sinsentido
         La enfermedad-castigo: sanción directamente resultando de la trasgresión de una norma. Se sitúa en principio del lado de lo endógeno, y ofrece al individuo/sociedad una respuesta a la cuestión del sentido.

4.       La relación de la enfermedad con lo sagrado en los dos grupos de modelos
         Modelo endofuncional y la idea de la naturaleza. En contraste con el naturalismo medico, que no deposita ninguna confianza ni en la naturaleza y ni en el organismo para llegar a la curación, y tiende a considerar al ser humano como el lugar de encuentro entre una agresión y una intervención quimioterápica encargada de combatirla, en este modelo la salud no se opone a la enfermedad. El ser humano en sí mismo es el generador de una enfermedad, que ya no se entiende como una calamidad a aplastar, sino como un proceso de compensación y adaptación a alentar, puesto que anuncia un nuevo equilibrio.
         Modelo sanitario oficial como explicación totalizadora (ética y religiosa) del individuo y lo social. Aquí el ser humano no está en el origen de la patología que sufre y lo arremete en la forma de un cuerpo extraño, un agente externo que se vive como nocivo y maléfico (microbio, clima, sortilegio, polución ambiental, tabaco, gras, estrés, “la sociedad” o la propia “medicina”Þchivo emisario. Por otro lado, al proceder a la asociación de Salud-Bien, Enfermedad-Mal, necesariamente se niega la ambivalencia y contradicciones del ser humano (individual-social) La representación propiamente religiosa de este modelo, en su actual versión médica oficial, se descubre en una respuesta terapéutica decididamente ofensiva construida sobre un fondo sociocultural mesiánico petrificado en una normatividad utópica. Aunque el éxito de la microbiología pasteuriana deslizó la curación hacia la prevención, la preocupación por la enfermedad se reintroduce por otras fisuras: movimiento ecológico, incursión psicológica, psicosomática y psicoanalítico, proyecto pedagógico, religiones y literatura. (la medicina como cultura global). Por otro lado, el médico ordena, prescribe, certifica, hace de perito, promete, amenaza y esencialmente la prevención médica contribuyó a moralizar el pensamiento médico (la medicina como moral. La salud ocupa rigurosamente el lugar exacto de anter era dado a la salvación, y la fe médica colma en gran parte la vida abandonada por el desafecto de las grandes religiones instituidas.

5.       La fe médica
         La promesa de la salud absoluta.
o    En la creencia en un progreso infinito que pudiera traer al ser humano la salud absoluta, la medicina contemporánea es aún más religiosa que las religiones, no se contenta con anunciar la salvación después de la muerte, sino que afirma que ella puede realizarse en vida.
o    Las medicinas paralelas se sitúan entre las 2 grandes ortodoxias (la misa y la consulta médica) y tienden a responder a requerimientos acerca de los cuales no hay respuestas médicas o discursos sociológicos satisfactorios.
Precisamente en esa carencia se reproducen y renuevan las medicinas tradicionales y neotradicionales, y se perfilan y aparecen nuevas tipos  (psicología, psicoanálisis, psicoterapia
         El encuentro de lo médico y lo religioso en la novela popular. Imagen del médico heroico, desinteresado y que, por su inmenso poder, se erige por ensime de las leyes y saber de sus semejantes.
         La concepción apostólica de la medicina. La relación privilegiada entre la medicina y lo sagrado no está necesariamente oculta para algunos médicos.

6.       La identificación entre salud y salvación y los medios para obtenerla: justificación por las obras y justificación por la gracia.
         La justificación por las obras: la enfermedad como castigo y la salud como recompensa (conducta)
o    Quien obedece a las prescripciones médicas se asegura no ser sancionado con la enfermedad al mismo tiempo que merece la longevidad. Es la salud por obediencia a la norma.
o    El no creyente, el infiel, el fumador, el alcohólico, es acosado y denunciado mediante la información preventiva y la presiòn de su entorno, que le recuerda que está en pecado. Es castigado con la enfermedad, a pesar de lo que tiene derecho a la comprnsiòn de su sociedad a condición de obediencia estricta a lo que se le requiera. Pero esán también los que rechazan el sometimiento a las ´´ordenes terminantes por verse privados en su libertad.
         La justificación por la gracia: la maldición y la bendición genética (predisposición)
El justo ve abatirse sobre él todas las calamidades del mundo mientras el pecador no es afectado por la más mínima enfermedad. Este es un escándalo médico y teológico. En ambos casos, la predisposición biológica o la predestinaciòn teológica nos enseñan que el destino humano es un límite absoluto a nuestra libertad. Sin embargo, existe una diferencia entre
o    Versión eclesiástica oficial: la sociedad no debe buscar comprender un misterio sino creer en él.
o    Versión médica: se sabe que se está en el camino de saber y poder dominar el destino por manipulaciones genéticas y métodos de eugenesia. El genetismo toma entonces el lugar que le estaba destinado no al teólogo, sino a la propia divinidad.

La percepción médica contemporánea dominante es una combinación entre maldición genética y transgresión de la normatividad preventiva. Por lo tanto
         Las interpretaciones exógenas progresivamente se viven menos como producto del azar o accidente sino como un resultado necesario
         El polo endógeno se vive como producto del destino.

         Los diversos sistemas de salud disponibles (prácticas interpretadas por la cultura)
o   Total legitimidad social: biomedicina o medicina hospitalaria y universitaria
o   Menor legitimidad, pero en vías de legitimación: psicología, psicoanálisis, homeopatía, acupuntura
o   Al margen de la cultura: Entre las dos grandes ortodoxias de occidente (la misa y la consulta médica) hay todo un espacio donde están estrechamente intrincadas las representaciones de la sanidad y la salud.
Dada la extremada diversificación, no es suficiente distinguir
         Las interpretaciones “eruditas” y las reinterpretaciones “populares” formadas en contacto con la medicina oficial
         Las interpretaciones ligadas a las medicinas “paralelas”

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