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jueves, 8 de diciembre de 2011

Ahora van por las licencias docentes

TRAS LA POLEMICA MODIFICACION DE LAS JUNTAS

Macri critica las licencias de los docentes

Según un relevamiento del Gobierno porteño hay maestros que en las últimas tres décadas pasaron 16 años sin dar clases. Los denunciarán por el abuso de un sistema permisivo.

Indignados. Los gremios reclaman en la Legislatura. Desde hace meses
el Gobierno cruza datos de asistencia y permisos médicos de 600
profesores para analizar a fondo el tiempo que pasan fuera del colegio.
Autoras/es: Lucas Morando
(Fecha original del artículo: Diciembre 2011) (*)
Mientras todavía arden las secuelas del conflicto que se encendió anoche en la Legislatura cuando los diputados del PRO terminaban de reestructurar los mecanismos para elegir a los docentes, el Gobierno porteño no descarta avanzar con una próxima jugada.
Se trata de "terminar con los abusos" del sistema de licencias de los maestros, un tema que preocupa al ministro de Educación, Esteban Bullrich, y al propio jefe de Gobierno, Mauricio Macri.

Ocurre que un estudio preliminar sobre docentes con entre 30 y 38 años de antigüedad arrojó que del total de las horas que deberían haber pasado en el aula en todos esos años, como mínimo estuvieron el 19% del tiempo sin ejercer su profesión luego de haber pedido licencia.
El análisis, que fue realizado por los técnicos del Gobierno porteño, apuntó a medir las horas efectivamente dedicadas a la docencia –para saber el nivel de ausentismo– de unos 600 educadores de las escuelas porteñas y estimar cuál fue la razón por la que abandonaron el pizarrón.
Tras recopilar datos de las áreas de recursos humanos, de medicina laboral en decenas de escuelas, llegaron a conclusiones contundentes: hay casos de maestros que de los últimos treinta años pasaron más de 13 años sin dar clase, es decir el 43% de su carrera educativa.
Otro caso testigo que, con nombre y apellido, reveló el estudio: un maestro que hace 34 años trabaja en una escuela porteña estuvo ocho años sin entrar al aula (si se suman los períodos parciales que pidió licencia) y pasó otros ocho sin ir al colegio. Pasó el 47% de sus horas trabajadas en tareas no vinculadas a la educación.
En los 600 maestros estudiados se encontró decenas de estos casos. En el Ministerio de Educación creen que el problema de fondo se relaciona también con que en muchas escuelas hay interminables cadenas de suplencias que le hereda un docente a otro. Falta uno, lo cubre otro que se va y finalmente entra un tercero. Por eso, ahora que Bullrich logró una victoria tras aprobar la modificación del Estatuto Docente que reduce el peso de los gremios a la hora de elegir educadores, el próximo objetivo es fortificar los controles para otorgar licencias. Harán más denuncias en la Justicia como las que avanzan contra directores que falsificaban documentación, pedían licencia, y luego se iban a trabajar a escuelas privadas.
"El problema no es reducir la cantidad de licencias, sino trabajar con normas que estimulen la creación de profesores que den clase en una sola escuela, que tengan un solo cargo", critica Luis Liberman, ex subsecretario de Educación, y ensaya sobre la raíz del problema: "Hay que atacar el déficit en las condiciones laborales de los docentes, que es una de las causas por las que tantos piden licencia", se queja.
En el Gobierno repiten que el promedio mundial de suplencias encadenadas  (un docente que reemplaza a otro) es menor a dos pero en la Ciudad supera los tres cargos y hay ejemplos extremos de licencias encadenadas que llegan a acaparar a nueve profesionales distintos para una misma aula.
De todas formas, para Bullrich el promedio de ausentismo docente nacional es más preocupante que el local: en La Pampa, por ejemplo, llega al 40%, en Mendoza al 33%, en Neuquén al 25%, mientras que en la Ciudad se mantiene en 15%. Pero los datos porteños no son alentadores si se los compara con la educación privada, donde en 2010 los maestros apenas faltaron el 2,1% del tiempo total que deberían haber estado en el aula.

Barras e inflitrados
El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, culpó a los gremios docentes por los incidentes ocurridos el jueves en la puerta de la Legislatura mientras se discutía la modificación del sistema de juntas docentes. El ministro de Educación, Esteban Bullrich, sin embargo, consideró que los maestros no tenían nada que ver con los episodios violentos y aseguró que se trató de infiltrados. El sindicato Ademys realizó un paro y una denuncia en la Policía por las agresiones recibidas por sus afiliados. Sus dirigentes sostienen que las patotas que actuaron frente a la Legislatura estaban compuestas por barrabravas y que fueron enviadas por el oficialismo para desbaratar la manifestación.
Macri afirmó que vio imágenes de "gente que dice representar gremios docentes impidiendo entrar a diputados a la Legislatura, agrediéndolos". Sin embargo, no se refirió a las agresiones denunciadas por Ademys. Por su parte, Bullrich desligó a los maestros y aseguró que conoce a los docentes de la Ciudad y que no cree que hayan sido ellos. También criticó el accionar de la Policía Federal, a cargo de la seguridad de la zona: "No sé por qué no estaba, cuando apareció, se terminaron los incidentes". Por su parte, el abogado de Ademys Ricardo Gagliardi aseguró que dos legisladoras, María Elena Naddeo y Laura García Tuñón, vieron desde sus despachos cómo los barrabravas bajaban de cuatro colectivos y que declararán en la comisaría la semana próxima.

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