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viernes, 24 de junio de 2011

El tango en la educación: asignatura pendiente

Autoras/es: Carlos Bevilacqua
El tango es una expresión cultural autóctona, original y vasta que atravesó los últimos 125 años de historia argentina. Partiendo de esa premisa, una serie de entidades tangueras piden que la música típica porteña forme parte de los conocimientos que se imparten en las escuelas de niveles inicial y medio, según lo dispone legislación vigente.

Una de las agrupaciones más activas en pro de la incorporación del tango en la currícula escolar es la Asociación Civil Proyecto Tango. Su director, el letrista Claudio Tagini, opina que el tango es un fenómeno cultural tan importante que no puede ser obviado en la enseñanza primaria y secundaria. “Al hablar de los poetas argentinos, no pueden faltar figuras como Celedonio Flores u Homero Manzi, reconocidos a nivel internacional como creadores geniales”, ejemplifica. Para Tagini la omisión no es un mero descuido y la relaciona con la creciente difusión de música extranjera a partir de los ‘50. “Hubo una intencionalidad ideológica –sostiene–. Se quiso negar una cultura que nos refleja como argentinos”. Claudio es hijo de Armando Tagini, el autor de los tangos Marionetas y Misa de 11, entre otros.
El ex diputado de la Ciudad, Fernando Finvarb, cree que el tango debe estar presente en las escuelas “porque es la raíz, la identidad y si no empezamos a inculcar esos valores a los ciudadanos desde chicos tendemos a dejarnos influenciar por culturas foráneas”. Finvarb fue presidente de la Comisión de Cultura de la Legislatura porteña y por estos días asesora al Consejo Directivo de la Academia Nacional del Tango.
Docente de baile y educación física con 24 años de experiencia, María Edith Bernatene, coincide con ellos, al afirmar que el tango es parte fundamental de la cultura porteña. “Debe enseñarse para que se lo valore y para que persista”, argumenta.
Más allá de las razones éticas que deberían llevarnos a proteger y fomentar lo nuestro, ¿qué razones prácticas se pueden esgrimir para que el gotán suene en las aulas? “La danza tiene funciones terapéuticas, como queda demostrado en el trabajo con chicos que tienen algún retraso –contesta Finvarb–, facilita la integración del individuo a la sociedad y le devuelve la autoestima perdida”. Bernatene agrega que el baile permite un vínculo físico de índole estética y pacífica en un medio en el que el contacto físico entre los chicos suele ser violento. Por otro lado, observa que ayuda a desarrollar habilidades motoras que de adultos se tornan más difíciles de adquirir.

Transversales
El criterio predominante entre quienes bregan por la incorporación del tango en los programas escolares es el de incluirlo en los contenidos de materias ya existentes, como Música, Historia, Lengua y Literatura, a manera de un fenómeno “transversal”. Proyecto Tango propone además que en los recreos se emitan tangos, como para que los alumnos conozcan una música que se les niega el resto del día. “En la televisión hay muy poco tango y muchos de los programas que hay son ahuyentadores –lamenta–. Tampoco hay tango en la música funcional de shoppings o supermercados. Ni en la calesita pueden escuchar tango”. Por eso, Tagini reivindica el derecho de los chicos a conocer el tango.
Por su parte, Bernatene agrega la función social que puede cumplir el baile, a partir de su propia experiencia en escuelas de San Telmo, La Boca y Avellaneda. “El tango tendría que formar parte de materias como Música, Ciencias Sociales y Educación Física, pero también de una extensión escolar fuera del horario de clase para los chicos que quedan solos porque sus padres trabajan”. Finvarb adhiere a la idea de transversalidad pero sugirió también la idea de generar una hora especial dedicada al tango.

Letra muerta
La ley nacional 24.684, sancionada en 1996, establece: “El Ministerio de Cultura y Educación dispondrá las medidas tendientes a incorporar progresivamente los temas de las artes del tango a los contenidos de la enseñanza en todos los niveles”. Sin embargo, esa disposición todavía no se llevó a la práctica. Atentos a esa falta, representantes de la Asociación Argentina de Entidades de Tango presentaron en 2003 un proyecto de resolución para que se cumpla la citada norma. Allí se propone la elaboración de los contenidos curriculares necesarios con la participación de organizaciones tangueras en colaboración con el Consejo Federal de Educación.
Asimismo, la ley 130 de la Ciudad de Buenos Aires (sancionada en 1998) compromete al Estado municipal a garantizar la preservación del tango, así como el fomento de toda actividad artística y educativa relacionada. En su artículo 6º dispone: “El Poder Ejecutivo deberá incluir en sus programas educativos referencias acerca del tango y sus manifestaciones artísticas”. En ese sentido, la Asociación Civil Proyecto Tango presentó ante la Legislatura porteña hace ya dos años un proyecto de ley que allanaría el camino a la incorporación del tango en las currículas. Plantea una convocatoria amplia a las instituciones y personalidades del sector para elaborar los contenidos y diseñar la capacitación de los docentes. Como el proyecto fue presentado bajo la forma de una iniciativa popular, debía ser avalado por 37.500 firmas. “Nosotros logramos 10.500 –cuenta Tagini–, moviéndonos entre la familia tanguera pero no tenemos estructura de otras ONGs” pero al cierre de esta edición, el diputado socialista Norberto Laporta se comprometió a impulsar la iniciativa, evitando el requisito de las firmas. Finvarb advierte que la tarea no concluirá con la aprobación del proyecto, sino que se necesita también de la voluntad política de la Secretaría de Educación, encargada de reglamentar y aplicar las disposiciones.

Experiencias positivas
En la actualidad se dictan talleres de baile optativos en algunas escuelas metropolitanas, pero en forma desarticulada, siguiendo iniciativas personales de docentes o directores. Bernatene, por caso, hace ya 9 años que enseña a bailar a chicos de 6 a 12 años en la Escuela nº 17 del Distrito Escolar 5 de esta capital. “La respuesta de los chicos es muy favorable. Son muchos los que se interesan y vienen a curiosear”, cuenta. Si bien sólo unos 20 asisten con continuidad a las dos clases semanales de una hora, muchos otros se suman esporádicamente. Algunos de esos proto-milongueros ya prometen participar de las clases para adultos que dicta Edith. Para ella es particularmente llamativo que se interesen por el tango chicos de hogares en los que no se escucha en absoluto.
Algunas de estas escuelas arman además ballets infantiles y juveniles que actúan en fiestas y ceremonias diversas. El Programa “Tango ciudad y escuela”, dependiente del área de Educación No Formal del Gobierno de la Ciudad, reúne muchos de estos emprendimientos en presentaciones periódicas, como la que se ofreció el 23 de junio último en el Centro Cultural Recoleta.
Acaso las más espectaculares de las demostraciones de niños en interacción con el tango fueron las “Tanguereadas Infantiles”, organizadas por Proyecto Tango en 2001 y 2002. Tagini narra con orgullo: “Participaron en total 10.600 chicos de 3 a 14 años en certámenes de canto individual, coros, baile en pareja y plástica temática en distintos barrios de Buenos Aires. En la segunda edición contamos con el apoyo del Gobierno de la Ciudad. Llegamos a la conclusión de que entre el 5 y el 7% de los 22.000 padres de esos chicos empezaron a bailar tango y a consumir artículos relacionados”. Tagini probó así la teoría de marketing que señala a los chicos como los líderes del consumo hogareño.
¿Cuánto transmiten sus músicas nacionales a través de la educación otros Estados? Las fuentes consultadas citaron políticas fuertes y sostenidas en el tiempo en Brasil, Cuba y Perú. “Nada debemos esperar sino de nosotros mismos”, le escribió José Artigas a Martín Miguel de Güemes en 1815. La advertencia cobra renovada vigencia al pensar cómo defender la cultura nacional en tiempos de globalización.

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